Correo Equivocado ✉❌ (Park Ji-min)

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Esta fue la gota que rebalsó el vaso

Narra Jimin

Salir de esa casa con el desvanecido Thomas fue un suplicio, su mujer amenazó con llamar a la policía, y aunque no había visto mi identidad, mi plan se iría al infierno, las advertencias no dieron resultados, hasta intentó golpearme, la tuve que inducir a un sueño profundo.

Até de pies y manos al hombre para guardarlo en el maletero, conduje lejos, mucho, para que nadie sepa lo que haría con él, merece un castigo, ¿Yo también lo merezco? Digo, soy un monstruo respecto a mis actos.

Al llegar a destino, oí su lucha dentro del auto, despertó ya, abrí el baúl, dicho y hecho.

Jimin– ¿Viajaste cómodo?

Thomas– Vete al diablo. 

Jimin– ¿Con esa boca dices "Mamá"? No señor, vamos a aprender sobre la educación el día de hoy...– Miré al cielo– La noche.– No podía echarme atrás.

Lo acarreé al interior de esa pequeña casucha abandonada, las telas de araña decoraban el lugar por gusto y tiempo de desolación.

Jimin– Lo senté en una silla– Tengo una encuesta preparada para ti, si la cumples al pie de la letra, probablemente te deje vivir.

Thomas– ¿Qué eres de Odelia?

Jimin– Las preguntas las haré yo, ¿Entendido?

Thomas– Bien.– Tembloroso.

Jimin– Ya sabes por qué estás aquí, y es por ella, la chica que acabas de mencionar.

Thomas– Ve al grano.

Jimin– Clavé sin previo aviso un clavo fino pero largo en su pierna, lo tomé cuando encendí la luz de la casa— ¿Te duele?

Thomas– ¡¡¡Ah!!!– Sus movimientos limitados por las ataduras.

Jimin– Quiero que supliques.

Thomas– Muérete bastardo.

Jimin- Clavé otro y chilló como cerdo– ¡Suplica!– Exigí, no dio brazo a torcer y clavé el tercero.

Thomas– Ya, lo siento, para, por favor, te lo suplico.

Jimin– Suspiré– Eso quería escuchar.– Me senté en frente de él– ¿Ella te suplico alguna vez?– No dijo nada, apretaba la mandíbula- ¡Qué contestes!

Thomas– Sí, sí, lo hizo.

Jimin– Mi sangre comenzaba con un leve hervor al imaginarla con miedo en sus ojos, y suplicas rebotadas saliendo de su boca maltratada– ¿Cuántas veces?

Thomas– Muchas.

Jimin– ¡¿Cuántas?!

Thomas– Por tres jodidos años, aunque a veces solo se callaba.– Sollozó.

Jimin– ¿Tres años?– Pregunté con parsimonia– Eso quiere decir que tengo que hacerte suplicar de igual tiempo que a ella.

Thomas– ¿Vas a tenerme tres años torturándome en una casucha?