Capítulo Sesenta y Cinco.

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Capítulo Sesenta y Cinco:

Cuando sonó el timbre indicándonos que había terminado el recreo, Luke y yo agarramos nuestras cosas y nos dirigimos juntos hacia el aula de Matemáticas.

Nos sentamos en la anteúltima fila. Yo me senté en el primer pupitre contra la ventana, y Luke en el de al lado. Antes de que llegara la maestra, -en este caso, Liz- Luke acercaba su pupitre al mío disimuladamente. Yo reía y lo miraba, indicándole con una mirada todo lo que quería decirle. Él, sonreía, y se defendía con que: “Nuestros pupitres estaban muy lejos”. Después de varias veces de hacer eso, volví a reír, y escribí en mi cuaderno de Matemáticas la fecha del día de hoy. Cuando la terminé de escribir, miré de vuelta a Luke, y me di cuenta de que estaba más cerca de mí que antes.

Lo miré alzando una ceja, y Luke soltó una fuerte carcajada. Llamando la atención de todos los chicos que también se encontraban en el aula. Se sonrojó levemente y se tapó la boca con una mano, riendo en voz baja.

Justo en ese instante entró Liz al aula. Todos se acomodaron en sus lugares y dejaron de hablar quedándose en silencio. Menos Luke. Que ya no sabía qué hacer para ocultar su risa. Respiró hondo y mordió su labio inferior, -provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo, obviamente- tratando de lograr no reír más. Pero no pudo. Llamó la atención de toda la clase, en especial de Liz. Pero ella, no lo regañó ni nada por el estilo, solo lo miró con una sonrisa y acomodó sus cosas en su escritorio.

Cuando Luke pudo controlarse, -pero seguía rojo por haber reído tanto- Liz empezó a dar clase. Nos dijo que había que ponernos en parejas, así hacíamos unos ejercicios de a dos. Inmediatamente miré a Luke. Y él, me miró al mismo tiempo. Sonreímos y asentimos con la cabeza.

Luego, mientras había que copiar los ejercicios que anotaba Liz en el pizarrón para luego hacerlos, sentí como Luke me agarraba de la mano. Volvía a acercar su pupitre al mío, y entrelazaba su mano con la mía. Lo miré. Él no me miraba. Miraba su hoja dónde copiaba lo que su madre había escrito en el pizarrón.

Traté de controlarme. Respiré hondo unas cuantas veces, -en voz baja, así Luke no se daba cuenta-, y traté de controlar mis piernas que estaban terriblemente temblorosas.

Cuando ya estaba un poco más tranquila, Luke acarició mis nudillos lentamente. Eso me hizo explotar nuevamente. ¡Parecía que lo hacía apropósito! Pero claro, estaba segura de que no lo hacía de esa manera, porque él no sabía lo que pasaba por mi mente en estos momentos. 

Después de terminar de copiar los ejercicios, -lo que me costó un poco, porque mi mano temblaba debido a que Luke estaba acariciando la otra-, Luke acercó una vez más su pupitre con el mío, -esta vez, juntándolos completamente- y comenzamos a hacer el primer ejercicio.

Luke había soltado mi mano, a lo que por un momento agradecí, porque no quería tartamudear al hablar o ponerme nerviosa y que Luke se diera cuenta, pero por otra parte, lamenté, porque quería que Luke siguiera acariciando mis nudillos.

Mientras copiábamos como habíamos pensado el ejercicio, sentí una mirada fija en mí. Primero no le di importancia, pero después de un rato comenzó a inquietarme. Levanté la mirada, miré todo el aula, y encontré a la persona que me miraba en la punta de esta. Liz.

Nos miraba a Luke y a mí fijamente, sin expresión alguna en su rostro. Tengo que admitir que me puse un poco nerviosa. ¿Por qué nos miraba así?

En un momento, al parecer, Luke se dio cuenta que yo estaba algo inquieta, pues miró hacia dónde yo estaba mirando hace un rato, y se encontró con que su mamá nos miraba fijamente. Me miró a mí, y luego volvió a mirar a su madre. Esta alzó las cejas rápidamente, mientras sonreía. Luke, se sonrojó, y bajó la mirada. Para luego cambiar de tema y preguntarme si hacíamos el ejercicio cinco.

I know I can save you {Luke Hemmings}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora