—Hombre, Oriol. ¿A qué debo el honor de esta visita?
—Mira, Alfred, no me voy a andar por las ramas: vengo decidido a convencerte de que aceptes dirigir la escenografía del festival de este año.
—Oriol...
—No, escúchame. He oído que estáis pasando por algunas... "tensiones", en la familia, pero es que la oferta que te hago es seria. Si no aceptas, retiraremos la candidatura del festival.
—Lo siento, Oriol, pero no es el mejor momento.
—¿No le vas a dedicar ni un minuto a pensártelo? ¿De verdad me estás diciendo que vas a tirar semejante oportunidad por la borda? Venga, Alfred, no me esperaba esto de ti.
—Si no has venido para nada más...
—Pero...
—Lo siento mucho, de verdad. Pero ahora mi prioridad es otra. Lo entiendes, ¿verdad?
—No estoy seguro, Alfred. Pero eso contigo no es nuevo.
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(Alfred)
Cuando vi a Amaia en la puerta, fui consciente, no ya de que la había cagado, sino de que llevaba haciéndolo mucho tiempo. Mi única esperanza era que aún tuviera solución.
—¿Cuánto tiempo? —me preguntó, a bocajarro.
Supe que se refería a cuánto hacía que llevaba ocultándole la oferta de Oriol.
Tuve que contener el temblor que amenazaba con poseerme. Respiré hondo, para ganar tiempo. Aquí venía.
—La primera vez fue hace... cinco años.
Sus ojos se abrieron como platos, en un gesto entre desconcertado e inocente. Apenas podía notar el enfado. Ese llegó un instante después.
—¿Cinco? —musitó. En realidad, lo que me estaba pidiendo era una explicación.
—Hace cinco años acababa de pasar lo de la radio —le recordé.
Esa era la excusa que me había repetido una y otra vez, pero estaba claro que no era suficiente. Nunca lo habría sido.
—¿Y hace cuatro meses?
Ahora sí que me desconcerté durante unos instantes. ¿Cuatro meses?
Y entonces recordé ese otro día, en el que se había presentado en Suebre Music por sorpresa para anunciarme que había decidido grabar un disco. Reconozco que fue una de las mejores sorpresas en los últimos años, pero ese día siempre quedará marcado por la visita de Oriol... Igual que hoy.
Cambié el peso de un pie al otro. Podía sentir la tensión entre nosotros. Estábamos en medio del despacho, cara a cara y muy rectos, pero manteniendo las distancias. Y lo que venía ahora no iba a mejorar nada. ¿Podía pensar en algún medio para conseguirlo?
Di un paso hacia ella y estiré la mano para acariciarle el brazo. Eso pareció relajarla un poco.
Entonces tuve una idea. Quizás si empezaba desde el principio...
—¿Me escucharás? —quise saber.
Amaia ladeó la cabeza.
—¿Hay más cosas que deba saber? —me preguntó, a su vez.
Asentí con lentitud, muy a mi pesar.
Amaia se apartó y fue a sentarse en la silla enfrente de mi mesa.
—Pues más te vale empezar desde el principio, y no dejarte nada fuera. Porque, si no, será la última vez que te escuche —me previno, sin girarse para mirarme.

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Una voz compartida
FanficAmaia y Alfred han empezado a formar una familia, pero nadie decía que fuera a ser un camino fácil. Después de haber superado por completo el accidente, y ahora con Emma, Alejandro y Helga en sus vidas, los cinco se disponen a seguir adelante, a pe...