Epílogo: Una sola voz

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Miramos nuestro reflejo en el cristal, con nuestros rostros llenos de arrugas y el pelo lleno de canas: ¿en qué momento había pasado tan rápido el tiempo?

"Me imagino dentro de veinte o treinta años cantando Tu Canción...", habíamos dicho en aquella entrevista, durante las jornadas de Eurovisión. ¿Veinte o treinta? Y cuarenta... Y hasta casi cincuenta.

En esta ocasión, lo que nos había llevado al escenario era un Concierto Conmemorativo. Hacía unos meses, a Alfred le habían concedido un prestigioso premio por su Trayectoria Musical y le habían preguntado qué pensaba hacer para celebrarlo.

―Pues cantar, que es lo que más disfrutamos.

Y cantar con nuestros amigos, con artistas consagrados y otros al inicio de su carrera, a los que siempre que podíamos habíamos apoyado. Pero, sobre todo, íbamos a cantar con nuestros hijos, compartiendo escenario. Compartiendo música y canciones, como durante todos aquellos años.

Salimos a cantar Tu canción, esa que siempre sería nuestra. Entre el público distinguimos a nuestros nietos, entre los que se encontraba Mireia, la mayor, que nos miraba con ojos soñadores. Quien sabía: quizás sería ella la que continuara con lo que se estaba convirtiendo en una tradición familiar y acabaría participando en el festival, como habían vaticinado en nuestro año.

Terminamos de cantar y nuestros labios se encontraron inevitablemente. Habíamos pasado mucho juntos, pero también habíamos visto todos y cada uno de nuestros sueños cumplidos.

Llegábamos al final del camino cogidos con fuerza de la mano, con la satisfacción de haber aportado al mundo lo mejor de nosotros.

Compartiendo nuestras voces para contar nuestra historia hasta el final.

Al unísono, como una sola voz.

Nota: la historia llega a su fin. Aún tengo algunas "sorpresitas finales", pero quería aprovechar esta oportunidad para agradeceros a quienes habéis llegado hasta aquí, a pesar del gran parón intermedio. Mi objetivo ha sido terminarla con la misma calidad y el mismo cariño de siempre; espero haberlo conseguido. ¡¡Muchas gracias por haberme acompañado hasta el final!!

Una voz compartidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora