76(bis). Increíble

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(Emma)

Lucas no me cogió el teléfono, a pesar de que lo llamé varias veces.

"Perdóname, Emma. Estamos en Gijón y no podía hablar", me escribió por la noche.

"Y ahora puedes??", le respondí enseguida.

Él tardó un rato que se me hizo eterno.

"No. Prefiero que esperemos a que vuelvas. Pásalo bien. Te quiero mucho".

Y ese fue su último mensaje. ¿A la vuelta, decía? Lancé un suspiro resignado.

"Como quieras. Un beso", le repliqué, mientras trataba de convencerme de que yo había hecho lo posible. Bueno, técnicamente podría haber insistido más. Quizás debería haberlo hecho, pero una parte de mí seguía sin querer enfrentarse al asunto, porque dejarlo en la distancia no era lo ideal. Pero tampoco era justo que yo tuviera que cargar con todos los remordimientos.

—Hey —me llamó Chris, dándome un apretón en la mano cuando entrábamos en clase—. ¿Estás así por lo de mañana? —quiso saber.

Yo negué con la cabeza, sin poder ocultar un cierto desaliento.

—Estaba pensando en...

No tuve que decirle nada más. Me pasó un brazo por los hombros y me estrechó contra sí con cariño.

—Bueno, ya vale. Lo único que te permito es que estés nerviosa por lo de mañana —me recordó, sonriendo.

Aquello me revolvió el estómago, no sabía qué era peor. Al día siguiente teníamos la grabación para el programa. Chris me lanzó una mirada preocupada.

—Lo siento —musité.

—Ni se te ocurra —me cortó, volviendo a acercarme a sí con una sonrisa—. Céntrate en la música. Es lo único importante ahora.

El corazón se me había acelerado de nuevo. ¿Cómo podía decirme eso cuando me miraba con esos ojos? ¿Acaso contenían toda la música del mundo?

Well, guys. Time to mingle! (Bueno, chicos. ¡Mezclaros!) —gritó el profesor del taller 'especial', como lo llamábamos—. Today we're going to start with a special activity I always love to do in my groups... (Hoy vamos a empezar con una actividad especial que siempre me encanta hacer en mis grupos...) —nos explicó, mientras nos repartíamos por la sala.

Miedo me daba cuando le "encantaban" las actividades. Ese hombre era un peligro.

El ejercicio consistía en que algunos alumnos se quedaban quietos en un círculo con los ojos cerrados, y el profesor u otros alumnos iban guiando al resto, también con los ojos cerrados, hacia ellos. Cuando estábamos frente a frente, abríamos los ojos y teníamos que reconocer la canción que se nos había venido a la mente nada más ver a la otra persona, y apuntarla en nuestro cuaderno. Sin embargo, las rondas eran rápidas, porque el profesor no quería que entráramos en discusiones. ¿Dónde estaba lo divertido entonces?

La realidad es que resultó más interesante de lo que pintaba en un primer momento, porque el subconsciente jugaba algunas pasadas muy divertidas. Por ejemplo, cuando abrí los ojos y me encontré a Carol, la canción que se me vino fue Instincts, de Jessica Stenson. ¿Por qué? No tenía ni idea. Ni siquiera era una canción que me gustase mucho... Con otro compañero fue música clásica, y hasta reggaetón. Estaba deseando que el profesor nos guiara hacia las conclusiones de este ejercicio, porque me estaba dejando pasmada.

Last round! (¡Última ronda!) —anunció.

Cerré los ojos y dejé que mi último compañero me guiara hacia alguien nuevo. No había coincidido aún con Chris, y la verdad es que me encantaría... Mi compañero me detuvo, y pude sentir la presencia enfrente de mí. La respiración se me había acelerado. Sería...

Una voz compartidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora