Capítulo 29

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Subí de nuevo y me despoje de toda la ropa, para tomar una ducha y poder dormir mejor, al estar ahí dentro cerré los ojos y recordé las caricias y los besos de Calle, y mientras me enjabonaba empecé acariciar mi cuerpo con lujuria, mi respiración se empezó a entrecortar y mis manos llegaron hasta mi centro hinchado y palpitante, después de mucho rato llegue al clímax en medio de un grito de placer.

-Volví a la realidad y termine de enjuagar mi cabello y cuerpo, salí del baño me puse una pijama y me acosté, pero durante la noche no deje de pensar en Calle, intente llamarla pero me arrepentía, hice varios intentos hasta que decidí, que no era buena idea y me dispuse a dormir.

-Me levante temprano por que debía de ir por mi hijo, conduje hasta la guardería donde el me esperaba muy juicioso y morí de amor cuando lo vi con un corbatín en su cuello, la cuidadora me dijo que se lo gano por haberse portado muy bien.

-Cancele la estadía de ramón y salimos de allá con rumbo hacia nuestro hogar, llegamos, y recordé que no había desayunado así que lo pedí a domicilio, en realidad no tenía mucha hambre pero debía comer ya que me descompensaría.

-Sonó mi celular y era -Judith-, rodee los ojos, lo que me faltaba bufe en voz alta, conteste sin ganas, aló, -María José- ¿como estas?, bien, ¿que te paso?, fui a buscarte a la oficina y no estabas, te recuerdo que a -Dani- no le gusta que sus empleados no este desempeñando sus funciones.

-Mientras que ella hablaba con su voz chillona que no soporto, yo le hacía muecas como si ella me pudiera ver, no te preocupes ahora voy, está bien te estaré esperando, colgué y pegue un grito, ¡mami!- ayúdame- porque lo que menos quiero es encontrarme hoy a Daniela.

-Tome el computador y redacte mi carta de renuncia, la imprimí, tomé de nuevo las llaves del auto y salí, llegue al edificio y el vigilante me saludo amablemente, me subí al ascensor y oprimí el botón del piso 22, llegue a la oficina de recursos humanos y le di la carta a Catalina.

-Poché ¿qué te paso? me pregunto con cara de sorprendida, es una carta de renuncia Cata, si ya sé que es una carta de renuncia, me dijo divertida y las dos reímos, pero ¿porque? que te hicieron, nada solo que me quiero ir de este lugar.

-Ahora Judith se va quedar sin su esclava, ni lo menciones nos reímos de nuevo, bueno Poché, solo espero que te vaya muy bien, y te voy a extrañar, ¡ayy! Cata yo también, pero nos estamos hablando para salir a divertirnos.

-Eso tenlo por seguro Poché, me dijo con cara maliciosa, en realidad nunca ha pasado nada entre nosotras, aunque Cata es una chica muy atractiva, me despedí de ella y baje, hasta la que era mi oficina para recoger mis cosas.

-Qué bueno que te encuentro María José, te estaba buscando, ¡ahh! si y eso, mira te tengo trabajo, pues no se va poder Judith porque ya pase mi carta de renuncia Cata, ya la tiene en sus manos, tú no te puedes ir María José, yo te necesito.

-Te recuerdo que nadie es indispensable para uno, y menos lo soy para ti, no me hagas esto, ya se te vas porque te hemos pospuesto tus vacaciones, pero ya hablo con Fernando para que te las haga efectivas de una vez.

-Reí por su comentario, no -Judith- no es por eso, solo me quiero ir, y si me lo permites seguiré empacando mis cosas, por favor no te vayas, ya es una decisión que tome, y no voy a cambiar de opinión.

-Mientras discutía con ella, Daniela apareció de repente, al verla me tense demasiado, pero a la vez sentía mucha rabia con ella, por todo lo que me dijo y sobre todo que soy una fácil.

-Me pareció raro que tuviera puestas una gafas de sol, dirigió su mirada hacia mí y se las quito, su aspecto no era el mejor, ya que tenía una ojeras que le llegaban hasta el suelo, -Dani- que te paso no dormiste bien.

-Ahí estaba Judith tan metida como siempre, Daniela le respondió de mala manera, no es algo que te importe yo estoy bien, pero ella seguía sin quitarme la mirada, aunque yo hacía lo mismo. -Señorita Garzón- te espero en mi oficina, como para que Daniela.

-Necesito hablar contigo, pues yo no, me miro con furia en sus ojos, -Judith- carraspeo su garganta, ¿pasa algo María José?, no solo vine por mis cosas y ya me voy, nos puedes dejar a solas Judith, hablo Daniela en ese tono tan frió que ya conocía.

-Ella se sorprendió de la manera en que le hablo, y salió echando humo por las orejas, Daniela entro cerrando la puerta a sus espaldas, como es eso que te vas, ¿ya te enteraste?, que eficientes son tus empleados, le dije sarcástica, no te voy a dejar ir Poché, reí irónica, ¡oh! es verdad Daniela lo olvidaba, me vas a dar dinero para que no me vaya.

-Mi amor por favor, se acercó a mí y me tomo por la cintura, ya no soy tu amor Daniela, ¿estuviste tomando anoche Calle? Ignoro mi pregunta e intento besarme, no Daniela las cosas ya no funcionan así, tome sus manos con fuerza y las quite de mi cintura.

-Ella soltó un grito de dolor ¡ayy! Poché, mire su mano y empezó a sangrar, ¿qué te pasó? es algo sin importancia, me duele más la herida que tengo en mi corazón por haberte tratado ayer así, perdóname por favor, mi amor.

-Detalle su rostro y tenía un par de morados en el donde supuse que Paula le había pegado, sabía que si la seguía escuchando terminaría cediendo como siempre, necesito pensar Calle, y por favor no me busques por ahora

-Salí del edificio en un mar de lágrimas, ver a Calle así me partía el corazón, pero ella tenía que entender, que se había equivocado y yo no sabía si perdonarla, una parte de mi quería hacerlo pero la otra no, ya era medio día, y conduje hasta mi piso descargue en el suelo la caja con mis cosas y pedí el almuerzo a domicilio.


CPonylunatico

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BLANCO Y NEGRO - CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora