BLANCO Y NEGRO - CACHÉ

Capítulo 44

Los días que estaba viviendo en el hotel me aburrían sin nada que hacer, mi papá me dijo que entonces me fuera para su piso y me pondrá una enfermera las 24 horas del día, me negué y le dije que prefería quedarme acá.

-Ya había pasado una semana después de todo lo ocurrido y hoy decidí salir de la habitación, baje y le dije a mi papá que estaría en la zona del bar, me advirtió que no fuera a tomar alcohol, le dije que no se preocupara, y que tampoco tenía ganas.

-Me fui hablar con Sergio para despejarme un poco, llegue y vi que habían dos mujeres pidiendo unos tragos, espere a que las atendiera y se fueran para acercarme a la barra, pero no fue así, ellas se quedaron ahí y no tuve más remedio que sentarme al otro lado.

-Sergio me saludo y yo le correspondí, me dijo que se alegraba de que estuviera un poco mejor, le agradecí y pedí agua mineral, pensé que venias por un trago, no mi papá me dijo que nada de alcohol que exagerado ni que viviera pegada de la botella.

-Él sonrió y me dijo, si el señor Juan Carlos me prohibió que te sirviera alcohol, los dos reímos pero yo negaba con la cabeza, como pude me acomode en la banca para hacerle compañía a él mientras atendía a los huéspedes que llegaban por un trago.

-Mientras hablaba con Sergio sentí que me miraban gire disimuladamente, y vi que era una de los dos mujeres que se encontraban cerca de mí, me incomode un poco pero no quise prestarle atención.

-Sergio se acercó y me dijo que las dos mujeres que estaban ahí en la barra me invitaban a un trago, negué con la cabeza y le dije que no aceptaba, que les dijera que gracias, él se retiró y hablo con ellas.

-Cuando quise irme ya era tarde, ellas llegaron donde yo estaba y las tenia de frente, sentí mucho susto al tenerlas tan cerca, como estáis tía ambas me hablaron con su acento español, aunque una de ellas no podía casi hablar.

-Me reí un poco ya que estaban ebrias, bien y ustedes, una de ella rió, aquí mi mujer trae un pedo de la ostia, mejor la llevo a dormir y ya vuelvo, Sergio y yo nos miramos y soltamos unas carcajadas.

-Hable durante un buen rato con él, hasta que sentí que alguien había llegado, mire hacia atrás y era una de las dos mujeres que se habían ido horas atrás, se sentó a mi lado, y hablo, oye chaval regálame un mojito por favor.

-Sergio sonrió y empezó a preparar su trago, yo solo observaba, y tu te habéis mantenido a punta de agua tía, me dijo señalando el vaso, si no puedo tomar alcohol, le mostré mi pierna.

-Joder tía no te había visto esa putada en la pierna, yo me reí, una vez tuve eso y creí morir, aunque mi mujer dice que soy muy quejona, no lo eres de verdad este yeso es muy molesto.

-Disculpadme un momento no me he presentado, soy Alba Paul, yo le tendí mi mano, pero ella se puso de pie y me dio una beso en cada mejilla, me sentí extraña ya que hace mucho no me saludaban de esa manera y me sonroje.

-Yo soy María José, pero me puedes decir Poché, eres muy maja tía, dijo esbozando una sonrisa, mañana conoceréis a mi mujer cuando pueda caminar por sí sola, la lleve a dormir porque ya no daba más.

-Le dije que me había dado cuenta, y vinisteis de vacaciones con tu familia, no de hecho mi papá es el dueño de este hotel, que guay tía, y me accidente, y el prefirió que mejor me viniera para acá unos días.

-Entonces tu padre es el señor Juan Carlos, si así es le respondí tímidamente, que suerte la tuya de que tu padre tenga un hotel, me encogí de hombros y sonreí, ya me sentía muy cansada y me quería ir a descansar.

-Me despedí de Sergio y de Alba y quede con ella en que mañana hablaríamos de nuevo y me presentaría a su esposa, me dijo que la había pasado bien hablando conmigo y yo le dije que a mí también me había gustado hablar con ella.

-Mi papá me invito a comer en el restaurante del hotel, pero se me borro la sonrisa cuando vi que estaba su socio, trate de disimular mi enojo al máximo para que mi papá no se diera cuenta. Vale si lo noto y me hizo caras graciosas.

-Comí rápido y me retire de la mesa mi papá, entendió y me dijo que descansara ya que sabía que no me sentía bien, hipócritamente me despedí de su socio y Vale me acompaño a la habitación.

-Me cambie me despedí de Vale y me acosté, tome el celular y busque el contacto de Calle, la quise llamar pero mi inseguridad no me lo permitió, así que lo deje en la mesita de noche y me dispuse a dormir.

-El sonido del celular me despertó, era mi papá y me dijo que por favor bajara que me tenía que contar algo importante, mire la hora y eran las 8:20 am, rodé lo ojos y le dije que bajaba en veinte minutos... me metí a la ducha, luego me vestí y baje.

-Él y Vale tenían una cara de felicidad, y yo no entendía porque, me senté a desayunar con ellos, y ambos se miraban como esperando a que uno de los hablara, así que lo hice yo.

-Los noto sospechosos ¿que se traen entre manos?, te tenemos una sorpresa, ¿para mí? Si, los dos respondieron al tiempo, no entiendo aún no es mi cumpleaños, es que papá y yo te vamos hacer hoy una cena.

-Ahora sí que no les entiendo dije con el ceño fruncido, ¡ayy! Poché cambia esa cara, es que queremos celebrar que gracias a Dios no te paso nada y estas con nosotros, y también agradecerle a nuestra estrellita que desde el cielo te cuido.

-Las palabras de Vale me calaron hasta lo más profundo de mi corazón, y les dije que si lo querían hacer que no había problema los dos me abrazaron y sonrieron... me dijeron que ellos ya tenían todo listo y que no me preocupara por nada.

-Creí que no sería algo grande ya que mis únicos dos mejores amigos eran Lau y Sebas y no sabía si ella vendría, y supuse que el resto de la gente eran algunos empleados del hotel, así que no le di importancia al asunto y deje todo en manos de ellos.

-Recibí una llamada de Pau y me dijo que Calle está asistiendo a su tratamiento y que todo marchaba bien, le dije que la próxima semana debía viajar para que Mafe me revisara el tobillo y a ver si tal vez me quitaban el estorboso yeso.

-Me dijo que lo único que la haría feliz en este momento era que calle y yo volviéramos, me quede muda ante sus palabras y sentí un nudo en la garganta, le prometí que cuando volviera a Madrid hablaría con ella.

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