- Puedes irte ya, Alba.- miró Natalia hacia el reloj que colgaba en la puerta.
- Pero tenemos que cerrar, ¿no?.- se giró a mirarla frunciendo el ceño.
- Yo me quedo esperando a Jon, llevas aquí todo el día y seguro que tus pequeños echan de menos a su madre.- le dedicó una sonrisa.- además, ya es tu hora.
Alba se lo pensó, pues no quería dejar a Natalia cerrando sola, pero tampoco quería que se le hiciese tarde para ir a buscar a sus hijos de casa de su madre, recoger un poco su casa y preparar la cena antes de que José volviese del trabajo. Ante el silencio, Natalia aprovechó para animarla de nuevo.
- Te lo digo en serio, ve tranquila que aquí ya lo hemos dejado todo recogido, solo falta que venga Jon y cerramos los dos, no te preocupes.- no dejó de sonreirle mientras asentía.
- Vale...- aceptó finalmente.- pero si mañana Jon se retrasa otra vez me quedo contigo, eh.- la señaló con el dedo.- me voy a quitar esto.- señaló su uniforme de trabajo.
Natalia asintió y vio como se perdía tras la cortina que separaba la trastienda del mostrador en el que atendían a lo clientes y suspiró, maldiciendo a su amigo por retrasarse tanto.
- Muchas gracias por hacerme el día tan fácil, Natalia.- Alba se abrazó a su espalda, asustándola, pues no se lo esperaba ni la había escuchado volver a entrar.- Nos vemos mañana, sueña con los angelitos y con el niño Jesús.- dejó un beso en su espalda y se marchó con prisas.
Tú si que eres un angelito.
Alba llegó corriendo a casa de su madre y apenas se paró a charlar con ella, con prisas por llegar a la suya para poder dejarlo todo decente antes de que llegase José, pues le había dejado claro que no quería que descuidase la casa por estar trabajando y ella se había comprometido a no hacerlo.
Mientras dejaba la cena haciéndose, limpió el polvo más superficial del salón, sintiéndose algo mal por no estar dedicándole el tiempo necesario, pero sabiendo que iba a ser suficiente para que su marido no notase la falta de limpieza. Dio de cenar a los pequeños y se sentó en el sofá paciente a esperar a que llegase José tras acostarlos.
Las agujas del reloj no dejaban de correr y por allí no aparecía nadie, así que, resignada y completamente consciente, buscó el teléfono y marcó el número del bar de Manolo, donde acostumbraba a pasarse tras la jornada laboral. Sin embargo, antes de poder obtener respuesta la puerta de casa se abrió con torpeza, por lo que colgó y se cruzó de brazos.
- Estoy molido, niña.- se acercó a dejar un beso en su mejilla, dejando el oloroso rastro del alcohol en el camino.
- Y contento vienes también, ¿no?.- no pudo contener su molestia.- ¿Has comido algo?
- No, ¿qué hay para cenar?
- Filetes.- suspiró y entró en la cocina para sacar la cena para ambos.- ¿Cómo ha ido el día?.- decidió sacar conversación ella misma para romper el hielo, guardándose la ilusión de su primer día para cuando llegase su turno, esperando el interés de su marido en él.
- Pues como siempre, ladrillo para arriba, ladrillo para abajo.- resopló.- qué rico te ha quedado esto, Alba.
- ¿Si? ¿Te gusta?- respondió con un asentimiento sin dejar de comer. Esperó a que dijese algo más, pero no fue el caso, así que ella misma sacó el tema.- Pues a mí en el horno...
- Hoy no voy a tomar ni postre, me voy directo a la cama.- la interrumpió levantándose de pronto, dejándola con el plato sucio sobre la mesa y la palabra en la boca.- te espero en la cama, Alba.
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1973
FanficTambién conocido como "Panfic". La artista de la portada es @brunaxexe en Twitter.