Capítulo 25

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- ¿Otra vez estás aquí la primera?.- Alba se asustó al escuchar la voz de Natalia, pues no la había escuchado llegar. 

- Qué susto, Natalia.- se llevó la mano al pecho y suspiró.- Aquí estoy.- se encogió de hombros con una sonrisa.- buenos días.

- Buenos días, rubia.- le guiñó un ojo y empezó a abrir la persiana de la panadería.

- Buenos días, Alba.- la saludó Jon al ver que la valenciana no había prestado atención a su presencia. Se mordió la mejilla para no sonreír y prefirió disimular. 

-Ay, hola Jon.- se sonrojó al darse cuenta de su despiste.- ¿cómo estás? 

- Pues ahí vamos, una semana más ¿no?.- Alba asintió y se adentraron en el horno.

Se prepararon para iniciar la jornada laboral mientras Jon cargaba la furgoneta. Natalia observaba de reojo lo que hacía la rubia, deseando quedarse a solas con ella para poder preguntarle cómo había pasado el domingo y cómo estaba la situación en casa. Jon, ajeno a la conversación que tenían pendiente sus dos compañeras percibió la tensión que se respiraba en el ambiente y como la morena no perdía ojo de lo que hacía la rubia, así que decidió darse prisa y salir de allí cuanto antes para darles intimidad. 

- Bueno , bellas damas.- hizo una reverencia.- me retiro. Luego traigo la comprita, ¿tenéis para pasar la mañana?.- Natalia se asomó a mirar los ingredientes que tenían y asintió.- pues hasta luego, que vaya bien el día. 

La morena esperó a que cerrase la puerta y se giró para mirar a Alba, lo que no se esperaba es que la rubia se le adelantase al hablar. 

- Te vi ayer en misa.- murmuró mirándola. 

- Te dije que iría.

- Pero no te acercaste a saludar...- susurró con algo de tristeza. 

- Ya... es que si me acercaba a tu marido había un alto grado de probabilidad que le reventase la cabeza contra un banco de la iglesia y... no está bonito.

- Ya... bueno, y estabas con Inés...- la morena asintió. 

- Sí, vino Inés con nosotros a misa. 

- Mi madre me preguntó si es la novia de Jon...- Natalia soltó una carcajada.- ¿qué?.- la miró frunciendo el ceño. 

- Jon e Inés podrán ser muchas cosas... ¿pero pareja?.- volvió a reír.- yo creo que antes prefieren amputarse un brazo cada uno. 

- ¿De verdad?.- la morena asintió segura.- bueno, pero solo quería que supieras que se habló de eso... puede ayudar a que dejen de decir que tú y Jon... ¿no?

- Puede ser, sí.- asintió pensativa.- avisaré a Jon por si le dicen algo las marujas. 

- Vale.- sonrió sin dejar de mirarla.- entonces... ¿no te acercaste a saludar por José?

- Claro.- susurró sonriéndole.- ¿cómo ha ido este domingo? ¿te ha hecho algo?.- recorrió el rostro de la rubia con los ojos para ver si había algún signo de algo. 

- No.- negó con la cabeza.- el sábado dormí con mi hermana... según me dijo Álvaro le contó que habíamos discutido... bueno, le preguntó que si mamá se portaba mal y mi hermana dedujo que nos había escuchado discutir... así que cuando se presentó allí por la noche para buscarme le convenció para que dejase que pasase la noche y se calmasen las cosas, que seguro que dormir fuera de casa me hacía ver las cosas diferente y rectificar.- suspiró y Natalia rodó los ojos.- no sé, funcionó... y el domingo nos vimos directamente en misa, y luego como comemos con mi familia siempre y ayer tocó en casa... le eché dos pastillas en el vino de la comida.- Natalia asintió atenta a lo que le contaba.- en cuanto se fueron mi madre, mi hermana y mi cuñado se quedó dormido en el sofá y no se ha despertado hasta esta mañana cuando yo ya me iba. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora