Capítulo 42

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Natalia besaba con una lentitud que hacía que Alba se estremeciese cada parte del cuerpo que le iba señalando. Pasó por su pómulo izquierdo, por el derecho. Bajó lentamente por las mejillas hasta llegar al cuello de la rubia, cuello que recorrió a tiernos besos que se fueron mezclando con la sal que caían de sus propias mejillas.

La simple idea de imaginar que en aquellos lugares que estaba mimando con todo el cariño que podía José había descargado una furia que en realidad debía ir contra ella, no podía evitar que la culpa le golpease lo más profundo de su alma y que las lágrimas de un dolor interno tan intenso la desbordasen. 

Sentir como Natalia lloraba contra su piel mientras no dejaba de recorrer centímetro a centímetro aquellos lugares que ella misma se encargaba de señalar la estaba emocionando de una manera que no era capaz de describir, ni de soportar para no venirse abajo ella también. 

Lloraron para tratar de arrastrar con sus lágrimas el dolor que se había clavado en ellas, para tratar de calmar la horrible sensación que se les había quedado a ambas tras la confesión de Alba. 

- Voy a sacarte de aquí, Alba...- la miró Natalia desde la altura del pecho de la rubia.- aunque me cueste la vida, voy a sacarte de esto

- Shh.- acarició su pelo con mimo.- vamos a salir juntas, ¿vale?.- Natalia asintió.

- Te lo prometo.- besó su pecho y escaló para encontrarse con los labios de la rubia. Labios que se dedicó a besar para sellar aquella promesa. 

Nada más separarse se tumbó y abrió los brazos para que Alba pudiese encontrar refugio en su pecho, el único lugar que la rubia reconocía como su fuerte. Guardaron silencio, más centradas en las caricias que se iban repartiendo que en cualquier otra cosa, cada una batallando su propia lucha interna, aunque la única que la exteriorizó fue Alba, que sin ser capaz de darse una respuesta a sí misma buscó ayuda en su compañera de cama. 

- Natalia...- murmuró para comprobar que no se había quedado dormida. 

- Dime.- respondió al instante haciendo que Alba dejase de recostarse en ella para poder mirarla.

- Te quiero decir dos cosas...- buscó su mirada para ganar seguridad.

- Te escucho, mi amor.- le sonrió tratando de darle esa calma que veía que le hacía falta. 

- Voy a hablar con Marina...- empezó.- sobre lo de la separación y... bueno, y eso.- cogió aire.- sobre lo de José también... se lo quiero contar todo.- murmuró.- no quiero que si consigo las pruebas para separarme encima mi familia se enfade conmigo... creo... creo que es mejor hablarlo con Marina ya para que sepa lo que está pasando...

- Me parece lo mejor que puedes hacer ahora mismo, cariño.- acarició su mejilla.- de verdad que sí... que tu familia esté al tanto es importante, por si acaso...

- Pues mañana voy a la peluquería antes de que cierre y así hablo con ella...

- ¿Quieres que me quede yo con los pequeños? Así podéis hablar tranquilas sin que te metas prisas por ir a por ellos a casa de tu madre.- propuso con su mejor voluntad. 

- No...- negó.- ¿podemos pedirle a Jon que vuelva a quedarse con ellos?.- preguntó con miedo.

- Claro... ¿vas a querer que te acompañe entonces?.- Alba volvió a negar.

- Prefiero ir sola...- Natalia asintió.- pero no sé como va a ir y no quiero que los niños me noten nada cuando vuelva...

- Ah, vale, ya te entiendo.- tiró de sus mejillas para darle un beso en la frente.- si quieres le podemos pedir a Jon que se venga  aquí con los peques y yo te espero en mi piso, me vienes a buscar cuando termines y si estás bien vamos para tu casa, pero si prefieres quedarte un rato y hablar o a tomarte tu tiempo pues puedes estar tranquila.- esbozó una sonrisa.- ¿te parece bien?

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora