Alba terminaba de recoger las pocas cosas que quedaban por el medio para poder, al fin, marcharse a casa después de un día muy cansado. Había perdido la hora de comer, después de acompañar a Rafi al médico para poder encontrar una farmacia lo suficientemente alejada de su barrio para poder comprar otra caja de pastillas para dormir sin que la reconociesen. Le rugía el estómago y solo quería volver a casa para poder comer algo.
- Toma.- le tendió Natalia una magdalena.- a ver si se calma esa tripa.- le sonrió.
- ¿De verdad?.- abrió la mano para cogerla.- ¿me la puedo comer?
- Claro, tonta, si vamos a cerrar, puedes coger lo que quieras, en realidad.- sonrió.- pero creo que estas son tus favoritas y solo queda una.
- Muchas gracias, Natalia.- se alzó para dejar un beso en su mejilla antes de empezar a comer.
Natalia terminó de dejar limpia la mesa, se aseguró de que los hornos estuviesen parados y entonces se quitó el uniforme.
- Ya te puedes ir, eh Alba.- la avisó en cuanto vio la hora.- dios, se nos ha hecho tardísimo.
- ¿Sí?.- se giró para mirar el reloj.- ¡por Dios bendito! Si José tiene que estar a punto de llegar a casa, y yo aquí.- se metió prisa.- Me voy, me voy.- pero pese a las prisas no renunció a dejar un beso en su mejilla.- ¿Tú no sales?
- Tengo que esperar a Jon.- se encogió de hombros.- pero venga, corre para casa, ya cerramos nosotros.
- Vale, hasta mañana, adiós.- salió corriendo de allí.
Natalia aprovechó para coger un cigarro y salió a la puerta, cerró la persiana y echó la llave antes de apoyarse en la fachada del edificio y encenderse el cigarro, justo en la esquina para que, llegase por donde llegase, Jon pudiese verla.
- ¿Qué haces aquí?.- se sorprendió al escuchar la voz de su amigo, pues no lo había oído llegar.
- ¿Quieres?.- le ofreció el cigarro y Jon lo rechazó con la mano.- pues quédate aquí conmigo un poquito, mira.- señaló con la cabeza hacia el frente.
José bajaba la calle de enfrente despreocupado, como una tarde más después de una jornada dura de trabajo. Solo tenía ganas de volver a casa para poder descansar y para poder hablar con su mujer. Llevaba todo el día con la espinita del encuentro con Natalia, lo mucho que había herido su masculinidad que la morena lo hubiese humillado sin él ser capaz de defenderse. La vio allí, al frente, fumando un cigarro y completamente despreocupada, sin quitarle los ojos de encima y sintió como su furia crecía en su interior. Tenía ganas de abofetearla. Llegó al paso de cebra y la vio alzar las cejas, por un momento, la mente de José repitió las palabras que le había dedicado la morena antes de que saliese del horno y miró hacia la calle.
Un coche aparcado en el que parecía no haber nadie y nada más. Ni un alma. Sonrió victorioso y puso un pie en la carretera para cruzar. No supo de donde le vino, pero de repente aquel coche que tan vacío parecía, arrancó y le pasó rozando. Un paso más al frente y se lo hubiese llevado por delante a toda velocidad, pero por suerte para él, un hombre lo evitó, tirando de su hombro para que retrocediese.
José se giró para darle las gracias a aquella persona que le había salvado la vida. Se encontró con un hombre moreno, moreno y de gesto serio, algo más alto que él y con gafas de pasta que lo miraba fijamente. Tenía cara de buena persona, o por lo menos aquello le dijeron sus rasgos suavizados.
- Muchas gracias.- le agradeció con un asentimiento.
- No me de las gracias, hombre.- le tendió la mano.

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1973
FanfictionTambién conocido como "Panfic". La artista de la portada es @brunaxexe en Twitter.