Capítulo 40

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- ¿Me vas a contar ya por qué no estabas en tu casa cuando he ido a buscarte esta mañana?.- se acercó Jon a Natalia justo antes de cerrar. 

- Pues... no.- rió.- ¿por?

- Oye...- se quejó.- ¿por qué no me has esperado Natinat... va, cuéntame que estoy preocupado...

- ¿Preocupado?.- alzó una ceja.- ¿ahora te preocupa donde pase mis noches?

- Pues mira, sí.- respondió.- me preocupa que ese chocho inquieto que tienes le haga daño a mi bollito.- Natalia rió.- ¿de qué te ríes tú ahora?

- ¿Tengo un chocho inquieto?.- contuvo la risa de nuevo.- ¿pero tú qué sabrás?

- Pues a ver... Inés me cuenta... cosas.- se hizo el interesante.- y llevas meses sin verte con nadie, pues yo que sé, no quiero que ahora que con mi bolli va todo más o menos bien se vaya todo a la mierda, entiéndeme... va, ¿dónde estabas esta mañana?

- No te mereces que te diga nada.- lo señaló.- pero te lo suelto y así ya lo sabes de aquí en adelante. 

- ¿Qué tengo que saber?.- se asustó.- ¿estás metida en algún lío? ¿Has conocido a alguien que te calienta más las bragas que mi bolli? Si es eso no quiero saberlo.- se cruzó de brazos. 

- ¿Me puedes dejar hablar y te enteras?.- rió.- así ya lo sabes de aquí en adelante porque probablemente no esté ninguna mañana en un tiempo...

- ¿Por qué?.- volvió a interrumpirla. 

- No te callarás, no...- murmuró.- estoy durmiendo en casa de Alba.- informó.- ni se te ocurra chillar.- lo frenó al ver las intenciones. 

- ¿Pero cómo no voy a gritar? ¿Y su marido? ¿Por qué a mí ni me cuentas estas cosas antes? 

- ¿Te tengo que repetir lo mismo?

- Me callo, me callo.- hizo el gesto de cerrarse los labios. 

- A ver cuánto aguantas...- cogió aire.- José

- El troglodita.- la interrumpió de nuevo. 

- El troglodita.- se corrigió.- está trabajando fuera de Madrid, va a estar como un mes fuera y Alba me ha pedido que me vaya a su casa para no estar sola con los niños. Y antes de que me vuelvas a interrumpir.- se adelantó.- su marido lo sabe, su madre lo sabe y los niños pues evidentemente lo saben porque ya me vieron anoche. ¿Ahora tienes algo que decir?

- Pues mira, sí.- asintió serio.- ¿habéis hecho...?

- No te pienso dar esos detalles, maruja. 

- Bueno, ya me lo contará Alba.- se encogió de hombros.- aunque por el humor que te gastas pues yo diría que no, eh... 

- ¿Has terminado?.- rodó los ojos.- es que me espera Alba en su casa y si tardo mucho se pone a hacer la cena sin mi. 

- ¿Que os estoy robando tiempo?.- Natalia asintió.- ¿Y qué coño haces aquí? Venga, corre, ya cierro yo.- prácticamente la empujó hacia fuera de la panadería. 

Natalia llegó a casa de Alba y llamó al timbre, esperando a que la rubia le abriese y mientras sentía los pasos recorriendo el pasillo con prisa sonrió pensando en lo bonito que sería acostumbrarse a aquello cada noche, a volver a dormir y levantarse con sus piernas enredadas a las de Alba, con su pelo esparcido por su cara y notando como se aferraba a ella con fuerza, como si temiese que en algún momento desapareciese entre la oscuridad de la noche. Nunca había sido muy de imaginar cosas que consideraba imposible, pero estar viviendo aquel oasis hacía que su mente se disparase soñando despierta con aquel gran ojalá. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora