Capítulo 19

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Natalia salió de casa con una sonrisa, mucho más calmada de lo que había estado en varios días, el descanso que tanto necesitaba y el buen humor fruto de las horas que había compartido con Inés se hacían patentes en ella. Llegó al horno silbando la primera melodía que se le pasó por la mente y sonrió achinando los ojos al ver a Jon cargando la furgoneta. 

- Hoy no me has esperado.- se acercó a besar su mejilla. 

- Pensaba que no ibas a venir, si te digo la verdad.- se asombró de verla allí.

- Tengo que ser una mujer responsable.- comentó mientras se empezaba a poner el uniforme.- ¿todo bien por aquí ayer? 

- Todo genial.- asintió sin dejar de mirarla.- Muy contenta vienes tú... 

- He dormido genial.- se encogió de hombros.- me hacía falta descansar... y después de hablar con Inés creo que lo veo desde otro punto de vista. 

- Entonces... ¿puedo celebrar ya que no te vas?.- alzó una ceja esperanzado. 

- Puedes celebrarlo.- asintió con una sonrisa.- no puedo dejar el horno cojo... 

Jon soltó los panes que cargaba y se acercó a abrazar con fuerza a la morena. Le hacía inmensamente feliz no tener que despedirse de su amiga, de su compañera en aquella vida en la capital, de la única persona con la que se sentía como en casa, tan lejos de los suyos. 

- Menos mal, menos mal, menos mal.- hizo reír a la vasca al verlo así de feliz.- yo pensaba que me ibas a dejar aquí solo, uf.- bufó de alivio.- estaba pensando hasta en mandarte a Barcelona con mi madre y mi hermano para que te aclarases, así como última esperanza. 

- Echo mucho de menos a tu hermano, la verdad.- sonrió.- bueno y tu madre es un encanto también, pero no me voy a ninguna parte. 

- No sabes lo feliz que me hace escucharte decir eso.- se giró sorprendida al escuchar la voz de Alba a sus espaldas.- no me lo hubiese perdonado en la vida. 

Natalia tragó saliva y borró la sonrisa. Su mente empezó a ir mucho más deprisa de lo normal tratando de encontrar el momento en el que le comentó a Alba su intención de marcharse, pues no le sonaba haber tenido esa conversación con ella. Por la forma que tenía de fruncir el ceño completamente perdida en sus pensamientos la rubia supo lo que estaba pensando. 

- Cuando estuve en tu casa... Inés me dijo que tenías pensando marcharte.-aclaró.- pero me alegro de que sigas aquí.- sonrió tímidamente. 

- No puedo dejar tirado a Jon.- respondió antes de girarse a lavarse las manos. 

- Claro.- murmuró al ver la seriedad de la morena. 

- Bueno, señorita.- se acercó a hacerle una reverencia a Natalia.- señora.- hizo lo mismo con Alba.- me voy, que os vaya bien el día.- le dedicó una última mirada a Natalia, que asintió para tranquilizarlo. 

Alba esperó a que Natalia terminase de lavarse las manos para acercarse ella y cuando lo hizo ella se percató del hueco vacío que el día anterior ocupaba la foto de Mikel. 

- Te llevaste la foto.- comentó señalando con la cabeza hacia el lugar donde debería estar.

- Sí.- respondió.- prefiero que esté en un lugar seguro.- se giró para buscar los ingredientes. 

Alba guardó silencio al notar la ausencia de la dulzura que caracterizaba a Natalia. Una persona que siempre tenía una cálida sonrisa para ella, que le hablaba con un cariño que la hacía sentir segura y que solía facilitarle la comunicación y la estancia se mostraba distante, fría, podía notar como construía un muro a su alrededor para evitar que se acercase y no supo porqué pero aquello se le clavó en el alma. Le dolía que se dirigiese a ella como si no fuese más que una desconocida con la que no había cruzado más de dos palabras, pero más le dolía sentirse responsable de aquel cambio de actitud. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora