Capítulo 9

10.2K 747 267
                                    

El domingo llegó y con él los nervios de una Natalia que no fue capaz de cancelar el plan que le había propuesto Marina. Y no fue por no intentarlo, pero ni siquiera Alba la ayudó a librarse de aquello. Y eso le aterraba, pues había muchas cosas que podían salir mal. Demasiadas. 

- A las cuatro me sacas de allí como sea, Jon.- suplicó terminando de colocarse la ropa que había elegido aquel día. 

- Estás guapísima, Nati.- sonrió tratando de tranquilizarla.- y sí, tranquila que a las cuatro estás de vuelta aquí aunque me tenga que inventar que se ha prendido fuego el horno para salir de allí. 

- Vale.- suspiró para sí misma.- es que va a salir fatal esto.- comentó mirándose al espejo. 

- Solo tienes que hacer lo de cada domingo, soportar la misa y luego a disfrutar de la comida con tu bollito y su familia. 

- ¿Quieres dejar de llamarla así? Por favor te lo pido, que bastante tengo con que me vaya a dar un soponcio.- se abanicó mientras trataba de calmar su pulso.

- Venga, vamos, que al final llegamos tarde.- Jon tiró de su brazo hasta sacarla de su casa. 

A cada paso que daban, más nerviosa estaba la morena, que sentía como le temblaban las piernas y tenía la sensación de que se iba a caer al suelo en cualquier momento. Vio a Marina, apoyada en el hombro de su marido con una sonrisa de oreja a oreja mientras veía como Álvaro corría a su alrededor y suspiró antes de acercarse. 

- Buenos días.- susurró al llegar donde estaba el resto de la familia. 

- Ay, Natalia, hija, no te había conocido con ese corte de pelo.- se sorprendió Rafi. 

- ¿Te gusta? Es obra de tu hija la mayor.- le guiñó un ojo a Marina. 

- Estás muy guapa.- asintió Rafi.

- Yo cuando la vi me quedé de piedra, mirándola fijamente.- intervino Alba.- está guapísima.- le dedicó una sonrisa que Natalia no dudó en corresponder. 

- Parecéis mellizas con el mismo corte de pelo.- apuntó Jon para integrarse en la conversación. 

Tras unas risas iniciales, llegaron las presentaciones. Gonzalo saludó con dos besos y una sonrisa a Natalia, siendo completamente agradable y tranquilizando un poco a la morena, pero cuando llegó el turno de José, volvió a tensarse. El hombre sujetaba a Alba por la cintura y se presentó tan serio que Natalia tuvo que tragar saliva, y contener la cara de asco que le producía pensar en darle dos besos después de lo que sabía de él. Una vez pasado el mal trago, se agachó para acercarse a un pequeño Álvaro que la miraba con curiosidad, manteniendo las distancias. 

- Hola peque, ¿te acuerdas de mí?.- el pequeño asintió pero no se acercó.- ¿y me chocas la mano?.- colocó la palma y sintió la manita correspondiéndole.

- Bueno, vamos para adentro que nos quedamos sin sitio.- apremió Rafi al resto.

A Natalia le tocó estar en una esquina, para su desgracia alejada de Jon por las tres Reche que tenía cerca. A su lado, una Alba que apenas podía sujetar a sus dos hijos y que terminó por buscar ayuda en su hermana, que aceptó encantada tener entre sus brazos a su sobrina. La misa se le estaba haciendo eterna cuando el llanto descontrolado de Lola interrumpió incluso al cura, que miró hacia la zona en la que se encontraban recriminando la interrupción. Alba se levantó a toda prisa y salió de allí antes de que nadie pudiese decir nada, nadie excepto el rechistar que pudo percibir de José, que negó con la cabeza sin moverse ni preocuparse en absoluto. 

- Mami.- Álvaro quiso correr por el pasillo, pero la mano de Natalia fue más rápida evitando que el pequeño saliese solo hacia la calle. 

- Ahora no podemos ir con mami, ¿te quedas conmigo un poquito portándonos bien para que el cura no nos riña?.- el niño la miró con algo de desconfianza, pero al no ver a su madre por allí terminó aceptando. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora