Capítulo 22

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- ¿Me vas a contar ya qué te pasa?.- Alba tiró del brazo de Marina para hacerla frenar. 

- ¿Que qué me pasa?.- hizo una mueca al darse cuenta de que había alzado demasiado la voz.- ¿Qué me va a pasar?.- susurró para que solo la pudiese escuchar ella.- Tú me pasas, tú. 

- Marina no te estoy entendiendo nada.- aceleró el paso al ver que su hermana empezó a caminar de nuevo.- ¿qué se supone que he hecho ahora?

- Aquí no.- siguió caminando. 

- Muy bien, pero nos hemos pasado casa de mamá y tengo que recoger a los niños.- quiso parar, pero no vio que Marina no tenía intención.- ¡Marina!

- ¿Qué?.- se giró alterada.- Tus hijos están en casa con su padre ya, ahora ¿puedes hacer el favor de venir sin llamar tanto la atención?

- Me estás preocupando...- susurró siguiéndola. 

Marina no dijo absolutamente nada hasta que se adentraron en la peluquería, que había decidido cerrarla con antelación tras tomar la decisión de ir a buscar a su hermana para hablar con ella. Le hubiese gustado hacerlo a medio día, pero las prisas con las que llegó, y con las que se fue no le dieron más tiempo de reacción que la de planearlo todo para poder quedarse un rato con ella a solas en cuando terminase su jornada laboral. 

- ¿Me puedes decir ya qué te pasa?.- se cruzó de brazos Alba. 

- Que me tienes preocupada, y ya está.- empezó a gesticular con las manos.- soy tu hermana mayor y no puedo evitar preocuparme por ti.- Alba frunció el ceño sin enterarse de por qué su hermana actuaba así. 

- No te estoy entendiendo, ¿por qué deberías preocuparte por mí? 

- Joder, Alba... ¿tú te acuerdas la última vez que hablamos? Que hablamos de verdad, las dos solas sin tener a mamá o a nuestros maridos delante. 

- Pues...- empezó a hacer memoria y se quedó congelada al recordar la conversación sobre las dos mujeres a las que Alba había visto, trató de disimular, lo mejor que supo, que no recordaba e tema.- pues no, no me acuerdo. 

Pero para Marina no pasó desapercibida la cara de susto, por lo que se puso todavía más nerviosa pensando que su hermana le estaba mintiendo en las narices. 

- Ya... intenta que te crea la próxima vez.- empezó a caminar alrededor de su hermana.- ¿cómo no te vas a acordar?.- iba mirando el suelo que pisaba sin dejar de buscar las palabras para decirle lo que tenía que decirle.

- Pues no me acuerdo, Marina, no sé.- se encogió de hombros. 

- Alba.- paró en seco y la miró fijamente.- ¿cómo no te vas a acordar de que tu marido quiere tener otro hijo y tú no?.

Alba se quedó petrificada, Marina observó cada gesto que tenía, la notaba aliviada, al principio, y después se le dispararon los nervios de nuevo. Hasta que la vio fruncir el ceño y mirarla fijamente. 

- ¿Y te pones así de atacada cuando te lo conté hace semanas? 

- Ya... es que verás, siéntate.- le indicó una de las sillas que usaba como asiento para las esperas.- anoche lo hablé con Gonzalo. 

- ¿Que hablaste con Gonzalo qué?.- se alteró.- ¿como le vas a contar esto a Gonzalo? Marina, por dios. 

- Hija, yo que sé, es mi marido, nos lo contamos todo, ya sabes.- Alba rodó los ojos y se cruzó de brazos.- pero vamos que el tema lo sacó él

- ¿Perdona?.- Alba se encontraba completamente desubicada.- ¿él por qué? ¿cómo sabe tu marido esto?

- A ver, cálmate.- llevó sus dos manos a los hombros de Alba.- José le ha dicho a Gonzalo que vais a por el tercero, él me lo comentó a mí, pues así, normal, para saber si tú me habías dicho algo sobre el tema.- Alba asintió atenta a sus palabras.- y supongo que puse una cara rara, ya sabes que me cuesta mucho controlar las caras que pongo y no me quedó otra que contárselo... 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora