Capítulo 61

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Natalia caminaba con Lola en brazos y llevaba de la mano agarrado a Álvaro. Pero su mente no estaba allí, se había quedado dentro de aquella habitación junto a Alba, temiendo que Rafi pudiese decir cosas que le hiciesen daño y ella no estuviese allí para poder hacer nada. 

Pero Alba le había pedido que saliese con los niños y aquello era lo que debía hacer. Por mucho que se muriese de ganas de retroceder y convertirse en el escudo de su amor. 

Estaba muy nerviosa por aquella conversación, por el rumbo que pudiese tomar su relación una vez Rafi diese su opinión. Le aterraba la fuerza que pudiesen tener sus palabras contra la libertad de Alba. 

Caminaba mirando al frente, recorriendo un camino que se sabía de memoria y apenas prestó atención a los suaves tirones que daba Álvaro en su mano, y solo se percató de ello cuando su voz la trajo de vuelta a aquel pasillo.

- Nati...- la miró desde su altura, con el rostro lleno de tristeza. 

- Dime, cariño.- se agachó para poder ponerse a su altura.- ¿qué te pasa? 

- ¿Mami se va a quedar a vivir aquí para siempre?.- preguntó aterrado.- ¿Ya no va a volver a casa con nosotros nunca más?

- Claro que no, mami se va a quedar aquí hasta que se ponga bien... después le preguntamos al médico cuantos días ¿vale? Pero después mami va a volver a casa con vosotros.- acarició su pelo.- no te preocupes...

- Es que yo no quiero que mami vuelva a casa... porque si mami vuelve a casa va a estar con papá.- susurró.- y papá le hace pupa...- Natalia tragó saliva sin saber qué responderle y lo atrajo para abrazarlo.- yo no quiero que mami llore más...

- Ni yo tampoco, cariño...- suspiró.- pero ya verás como mami no llora más, no por cosas malas...

- ¿Me lo prometes? Yo quiero que mami se ria como cuando tu estabas en casa... ¿vas a venir a casa con nosotros? Papá se puede ir a Toledo otra vez...- se le escapó una carcajada por el tono susurrado en el que había terminado de hablar. 

- Veremos qué se puede hacer con eso.- besó su frente.- yo te prometí que iba a cuidar a mami y lo voy a hacer, ¿vale?

- Vale.- asintió satisfecho.- yo también la cuido.- afirmo completamente serio. 

- ¿Habéis comido?.- preguntó con los ojos humedecidos, tratando de no dejarse llevar por la emoción.

- Sí, en casa de la abuela.

- Vale... pues vamos a ir a comprar un bocadillo para mí y buscamos a mi hermano, ¿sabes que tengo un sobrino un poco más grande que tú? Ya verás como hacéis buenas migas.- se dio toda la prisa posible para poder llegar al parque de enfrente, donde había visto a su cuñada desde la ventana de la cafetería del hospital.- ¿quieres que vayamos allí a jugar?

- ¡Sí!.- aceptó con entusiasmo.- gracias Nati.- se abrazó a sus piernas y dejó un beso en su muslo. 

- Eres guapísimo, como tu madre de guapo.- acarició su cabeza y sonrió al ver como corría, alejándose de ella.- ¿tú también quieres?.- rió al ver como Lola trataba de bajarse de sus brazos.- bueno, pero tu me das la mano que no me fío yo...

Se acercaron caminando hacia donde se encontraba su familia. Tenerles allí, a su lado, dando apoyo era todo lo que necesitaba tras sentirse tan sola, tan nadando a contracorriente con la actitud que su suegra había empezado a mostrar con ella. No le gustaba en absoluto sentirse pequeñita, pero no podía evitarlo, la familia lo era todo para Alba y aquello podría tener un desenlace horrible para su corazón. Un corazón que solo necesitaba que su amor estuviese bien. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora