Capítulo 56

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- Natinat ¿has terminado?.- Inés abrió la puerta y solo asomó la cabeza. Al encontrársela apoyada sobre la mesa, cubriéndose el rostro con las manos y viendo como temblaba mientras no dejaba de llorar, no dudó un segundo en entrar y acercarse a sus espaldas para tratar de masajear sus hombros, aunque lo que logró fue asustarla. 

- Qué susto.- se llevó la mano al pecho y suspiró.- no te he oído entrar...

- Ven aquí.- tiró de su brazo para acercarla a ella y la abrazó fuerte contra su pecho, tratando de demostrarle que estaba allí con ella, dispuesta a ser su soporte mientras el mundo se había puesto en pausa para Natalia.- si tienes que llorar, pues llora, ¿vale? Y si necesitas algo, un tranquilizante o lo que sea...

- No quiero.- rechazó al instante dejando que Inés le retirase las lágrimas de sus mejillas.- quiero estar bien despierta cuando vuelva, estar para ella.

- Sabes que saldrá tarde, ¿verdad?.- buscó hacerla entrar en razón.- y que volverá dormida todavía por la operación...

- No importa, ella que descanse, yo quiero estar bien atenta.- aseguró.

- Bueno...- supo que no había más que decir, ni forma de hacer que la morena entrase en razón y descansase en lo que Alba salía de quirófano.- ¿qué te ha dicho tu hermano?.- así que lo más sencillo era cambiar de tema para evitar que su mente se centrase únicamente en lo que le había pasado a su amor. 

- Que va a venir cuanto antes para presentar lo de la separación y eso...- se llevó la mano a la cabeza.- que aunque tenga que venir en coche...

- ¿Te encuentras bien?.- se preocupó al ver como encogía su gesto al tocarse la cabeza.- ¿te duele?

- Me duele un poco la cabeza...- suspiró.

- Eso es por los nervios, el llanto, la tensión...- acarició su mejilla.- ¿te parece si vamos a la habitación donde van a llevar a Alba cuando salga de la operación? 

- Vamos.- asintió y salió de aquella consulta sin esperar a la enfermera. 

Inés recorría aquellos pasillos con su mente centrada en Alba. Le pedía al universo, a todos los dioses, o a quién fuese que pudiese escucharla que ayudase a Alba, que hiciese que las secuelas de aquel golpe en la cabeza, que la tenía más preocupada de lo que quería exteriorizar fuesen las mínimas para que tanto la rubia como Natalia dejasen de sufrir. Lo único que pedía era que saliesen de allí airosas y sin complicaciones, pero no se podía engañar y sabía que un golpe en la cabeza podía ser muy traicionero, así que solo le quedaba esperar. 

- Natalia.- Marina se levantó todo lo deprisa que pudo y se acercó a la morena. Llevaba mucho rato sin verla y reconocer el hinchazón de sus ojos y la rojez que tenían la había preocupado de más.- ¿estás bien? ¿qué te ha pasado?

- Esto no es nada, Marina... un esguince, en unos días está curado, ya verás.- esbozó una sonrisa triste con el único objetivo de tranquilizarla. 

- ¿Y mi hermana? ¿Sabes algo de Alba?.- Natalia suspiró y se giró para mirar a Inés. 

- Alba está ahora mismo en quirófano, probablemente fruto de la caída se ha fracturado el fémur derecho. No ha recuperado la consciencia en ningún momento. Yo la he dejado tras la primera exploración, pero hay que hacerle pruebas para tratar de averiguar lo que ha podido producir ese golpe en su cabeza a nivel interno... 

- ¿Qué quiere decir?.- Marina miró preocupada a Inés y esta vio como Natalia negaba a sus espaldas. 

- Nada, son pruebas para comprobar que todo esté bien. No se preocupe ahora mismo por eso.- suspiró.- Lo que sí tenéis que tener en cuenta es que Alba volverá esta noche a esta habitación, pero seguramente lo hará tarde y sedada... yo os recomiendo que os marchéis a casa y descanséis lo que podáis. Se puede quedar una persona, más no.- finalizó y se acercó a la puerta.- avisaré a quien se quede cuando vaya a venir.- y se marchó a paso rápido por los pasillos.

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora