Capítulo 12

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Alba se colocó el uniforme en tiempo récord y se lavó las manos a conciencia sin darse cuenta de como los ojos de Natalia se clavaban en su nuca, sorprendida por no haber recibido saludo de vuelta, pues aunque creía que las cosas iban a estar tensas, no se había imaginado que tanto. 

Natalia se asustó al no ver aparecer a Alba a su hora y a medida que pasaban los minutos el pensamiento de que la rubia no fuese a volver por allí iba cobrando fuerza en su mente. Creía que se había ido al traste toda posibilidad de solucionar la situación, que Alba había preferido cortar cualquier tipo de encuentro, pero suspiró tranquila al verla aparecer media hora más tarde con tanta prisa como cabía en su diminuto cuerpo. 

No dejó de observar como se lavaba las manos, ni lo hizo cuando se dio la vuelta y se encontraron sus ojos con los escurridizos de Alba, que apartó la mirada rápidamente. 

- Buenos días.- repitió la morena más seria. 

- Hola...- respondió en un susurro. 

- Así me gusta, la educación lo primero.- se fue acercando pero sin quedar demasiado cerca, pues pudo notar como Alba se tensaba a cada paso que daba la morena.- y ahora a trabajar. 

Alba clavó la mirada en el suelo y asintió. Natalia suspiró al ver que ni siquiera poniéndose estrictamente profesional lograba que la rubia la mirase. No habían estado tan distantes en ningún momento. Una en cada punta de la mesa, en lados opuestos y sin levantar los ojos de sus quehaceres, pese a que la morena sí desviaba de reojo la mirada para ver como trabajaba Alba sin levantar la vista de sus manos y con la mente muy lejos de allí. 

No se sentía con fuerzas para soportar la mirada de Natalia, no podía mirarla sin que se le repitiesen las imágenes del día anterior mezcladas con su pesadilla. Le invadió la vergüenza, que junto a la incomprensión que sentía por la orientación sexual de la morena le provocaba una gran necesidad de alejarse de ella para dejar de darle vueltas a la cabeza. Alba necesitaba poner espacio para poder tomarse el tiempo de procesar una información que su mente no conseguía asimilar. Era incapaz de mirar a Natalia sin que su mente colapsase y se hiciese miles de preguntas, por lo que, ante tal sentimiento de rechazo, prefirió mantener las distancias aquel primer día. 

- ¿Has terminado?.- se notaba el desánimo en su voz, pero aún así se estaba dirigiendo a ella.

- Sí.- colocó el último pan en la bandeja y la arrastró sobre la mesa para acercársela. 

- Ni acercarse a dejar la bandeja.- suspiró.- gracias.- alzó el tono para que pudiese escucharla y se giró para colocarla en el horno. 

El rato que tardó en hacerse el pan se le hizo eterno. Habían pasado de conversaciones cómplices, de conocerse poco a poco a estar cada una en un lado, lo más alejadas posibles. Natalia apoyada en el quicio de la puerta trasera fumándose un cigarro, y Alba asomada a la ventana que daba a la calle principal, viendo a la gente pasar y evitando a toda costa que su mirada se encontrase con la de Natalia. La tensión se podía cortar y se les hacía cada vez más insoportable a ambas. 

Natalia apagó el cigarro, paró el horno y sacó los panes lo más rápido que pudo. Estaba deseando que llegase Jon, pues no podía más con la incomodidad, con la falta de comunicación entre ellas y con lo que le quemaba el cuerpo por no sentir la cercanía que había logrado con Alba. Miró el reloj y vio que todavía faltaba media hora para que llegase la hora de cerrar, suspiró, se masajeó la sien y bufó antes de ir a colocar el pan en las cestas de fuera. Para cuando volvió a entrar se encontró con Alba con la mirada fija en sus manos. 

- Alba.- llamó su atención, pero sin conseguir que la mirase si quiera.- puedes irte cuando quieras.- soltó el trapo sobre la mesa y salió con otro cigarro entre los labios hacia la puerta trasera. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora