No supo cuanto había pasado desde que se había dejado caer sobre Alba, lo que sí sabía era que se le había pasado en apenas unos segundos. La realidad era que ni siquiera habían pasado cinco minutos en los que no había dejado de besar el cuello de la rubia, ni ella había cesado sus caricias por la espalda desnuda de Natalia.
Se sentía en el paraíso, tan tranquila, tan en paz allí junto a Alba. Por primera vez en su vida había sentido lo que era hacer el amor con una persona de la que estaba profundamente enamorada, y pese que no había sido el polvo de su vida, si sería el que pasaría a la historia por ser el más especial. El que no iba a olvidar jamás. Se le agolparon todas las sensaciones que hacía unos minutos le habían explotado dentro del pecho en cada parte de su alma y pese a que sentía entre las nubes, sintió también el impulso de levantarse.
Y así lo hizo pese a la mirada confusa de Alba.
- ¿Qué pasa?.- preguntó allí donde la había dejado, tumbada y sin dejar de mirarla.
- ¿Vienes?.- le tendió la mano desde el borde de la cama para que se pusiese de pie junto a ella.
Alba no sabía ni comprendía qué estaba ocurriendo, pero aceptó aquella mano porque si había algo que la rubia tenía claro era que no iba a dudar en ir a cualquier lugar en el que se encontrase Natalia.
- Nat...- susurró aquel diminutivo que tanto le había gustado a la morena.- que estamos desnudas...- murmuró.
La morena se giró sobre sus pies, soltó la mano de Alba y se acercó a la cómoda para sacar un par de bragas. Se colocó unas bajo la atenta mirada de Alba y avanzó el par de pasos que las separaban para tenderle las otras y robarle un beso.
- ¿Mejor?.- la rubia asintió.- pues vamos.
Esperó a que se las pusiese y tiró de su mano por ese mismo pasillo que habían recorrido a besos y se metió en la otra habitación, aquella en la que el hermano de Juliette había instalado el teclado que se trajo de Francia tras las vacaciones de Navidad.
- Siéntate ahí un momento.- señaló la cama y ella se sentó en la banqueta del piano.
Alba la observaba anotar algo en una libreta y la vio tan concentrada que no quiso interrumpirla, por lo que se dedicó a observar lo que veía en aquel dormitorio.
Una maleta en un rincón, que supuso que era de Santi, una estantería en la que había un par de libros y una foto de Natalia junto a su hermano y una cámara de fotos. Se levantó presa de la curiosidad y agarró la cámara entre sus manos para observarla. Era capaz de contar las veces que había visto una con sus propios ojos pero no se parecían a aquella que tenía entre las manos. Se dio la vuelta para preguntar cuando se encontró con Natalia mirándola con una sonrisa tonta en los labios.
- Eh... perdón.- fue a dejar la cámara en su sitio.- es que la he visto y...
- Nunca me pidas perdón por coger algo de mi casa, Alba.- la miró con intensidad.- eres preciosa hasta de espaldas.- suspiró.- ¿te gusta la cámara?
- Sí.- asintió mirándola de nuevo.- es muy bonita...
- Me la regaló Juliette.- sonrió.- Santi le compró una nueva para navidades y ella me dio la suya. Algún día te haré una foto... ¿qué digo una foto? Gastaré el carrete.- Alba rió vergonzosa.
- ¿Cómo vas a gastarlo todo con hacerme fotos a mí?.- se sonrojó.
- Siempre me han dicho que hay que hacer fotos a cosas que merezcan la pena, que sean bonitas...- se encogió de hombros y se puso de pie.- ¿la dejamos ahí y me dejas que te enseñe una cosa?.- susurró nerviosa.
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1973
FanfictionTambién conocido como "Panfic". La artista de la portada es @brunaxexe en Twitter.