Capítulo 34

17.7K 1K 872
                                    

Se despertó con la sensación de haber estado durmiendo dos vidas, rodeada de suaves nubes y sintiéndose en el mismísimo cielo. El olor de Natalia todavía estaba allí, impregnando las sábanas y trayéndole los recuerdos de lo que había ocurrido la noche anterior, de como se había dejado llevar apagando el piloto automático que le gritaba que aquello no estaba bien. Abrió los ojos deseando encontrarse con aquel rostro, deseando que no se hubiese despertado todavía para poder verla dormir, pero en cuanto enfocó lo que había a su alrededor se percató de que allí no había absolutamente nadie. 

- ¿Natalia?.- murmuró con la voz de recién levantada. 

Al no obtener respuesta se quedó mirando hacia el techo y suspiró. Había sido valiente por primera vez en su vida y se sentía terriblemente bien sin escuchar a esa parte de su cerebro que le decía que no había sido una buena idea. Incluso se arrepintió de no haberlo hecho antes y haberse pasado meses con la espinita clavada y la ilusión de un "qué pasaría si..." con el que se atrevía a soñar por las noches. Sonrió con fuerza al sentir el cosquilleo en sus labios, al recordar como Natalia no había dudado en besarla también y en hacerlo con una dulzura que la hizo llorar. 

Decidió levantarse en cuanto escuchó el llanto de Lola y al salir al pasillo escuchó la voz de la persona que había logrado que durmiese como no había dormido en meses.

- No... pero si ya habías dejado de llorar.- empezó a tararear de nuevo. 

Alba recorrió el pasillo y abrió los ojos con sorpresa al ver la mesa puesta y a Álvaro de pie en una silla. con el cuerpo de Natalia haciendo de barrera para que no se cayese. La morena sujetaba a Lola entre sus brazos y la mecía para ver si lograba calmarla. 

- ¿Pero qué está pasando aquí?.- llamó la atención de todos. 

- Mami.- Álvaro estiró las manos hacia ella.- mira.- señaló la mesa para que viese como habían preparado el desayuno.- una sopesa.- alzó los brazos para que lo cogiese.

- ¿Una sorpresa, mi vida?.- lo cogió en brazos y llenó su mejilla de besos.- ¿y quién ha preparado esta sorpresa?

- Yo.- se señaló orgulloso. 

- ¿Tú solito?.- negó con la cabeza. 

- Y Nati.- señaló a la morena con el dedo. 

Alba miró a la morena por primera vez aquella mañana y le sonrió hasta con los ojos. Sonrisa que imitó la morena con una Lola más calmada entre los brazos. 

- Le he preguntado a Álvaro qué desayunas normalmente... y hay café haciéndose.- se giró para mirar hacia la puerta de la cocina.- espero que no te haya molestado que...

- ¿Puedes ir a dejar a Lola en la cunita? En la de su habitación.- la frenó antes de que la dejase en el salón.- voy... voy a parar el café. 

Natalia, con el ceño fruncido, recorrió el pasillo hasta la primera puerta, la de la habitación de los pequeños en la que dejó a Lola sin comprender por qué Alba la había mandado para allí. Antes de que se pudiese dar la vuelta notó unos brazos rodeándole la cintura y abrazándola con fuerza, así que suspiró, sonrió y se giró para mirarla. 

- ¿Te ha molestado que rebuscase en tu cocina?.- Alba negó lentamente con la cabeza mientras se mordía el labio. 

- Nunca me han hecho algo así.- la miró fijamente a los ojos, se giró para comprobar que la puerta de la habitación estaba cerrada y se alzó sobre sus puntillas para besarla de nuevo. 

- Solo es un desayuno...- murmuró todavía perdida en la sensación de besarla.

- ¿Vamos?.- tiró de su mano hacia fuera.- no me fío de dejar a Álvaro solo sentado en la silla.

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora