Capítulo 33

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Alba entró corriendo a la trastienda del horno, llevándose las manos rápidamente a los brazos, tratando de darse algo de calor a sí misma por el frío que hacía allí dentro. 

- Madre mía, hace más frío aquí que fuera.- se quitó el abrigo para empezar a ponerse el uniforme. 

- Hola, preciosa.- la saludó Natalia mientras amasaba.- es que no sabía por dónde ibas a venir y he dejado abierto ahí, ¿puedes cerrar? Estoy harta de esta corriente. 

- Claro.- se acercó a la puerta.- la cierro con llave porque últimamente no cierra bien.- echó la llave.- hay que decirle a Jon que la arregle.- se acercó hasta la morena y se abrazó a su espalda, dejando un beso en el centro antes de separarse.- buenos días, bonita. 

- ¿Qué tal tu segunda noche sola en casa?.- le preguntó con una sonrisa. 

- Estuve a punto de irme a casa de mi madre... me da mucho miedo estar sola con los niños en casa... ¿y si pasa algo? 

- ¿Qué va a pasa? No pasa nada, tonta.- rió.- ¿no duermes mejor con toda la cama para ti?

- Eso sí.- asintió sonriente.- me estiro así.- abrió sus brazos y separó las piernas.- y a dormir con todo el colchón solo para mí. 

- Disfrútalo.- le guiñó un ojo provocando que la rubia se sonrojase.- ¿se iba cinco días? 

- Sí, vuelve justo para nochebuena.- la miró, se remangó y se puso a preparar sus ingredientes.- a partir de ahí ya podré entrar a mi hora de siempre. 

- Está bien.- asintió con la sonrisa algo apagada. 

- ¿Estás bien?.- se preocupó Alba el ver el cambio de semblante de la morena. 

- Sí, sí.- asintió.- ¿vamos a ver si terminamos pronto con el pan y así hacemos dulces?

- Vale.- asintió no muy conforme con el cambio de tema. 

Natalia se centró en el trabajo al cien por cien hasta que le tocó salir a atender a un par de críos que habían llegando cantando villancicos, algo típico en la época del año en la que se encontraban, en los días previos a la Navidad. No pudo cambiar el gesto apenado de su cara cuando volvió a la trastienda y se encontró con una Alba con los brazos abiertos, preparada para tratar de hacerla sentir mejor con un abrazo.

- ¿Qué te pasa?.- susurró cuando ya la tenía estrechada entre sus brazos.

- Es la época... la Navidad me pone triste.- hizo un puchero.- echo mucho de menos a mi familia.- suspiró. 

- Ay, Natalia...- imitó su puchero mientras colocaba el pelo tras su oreja.- ¿Dónde vas a pasar la Navidad? Si quieres puedes venir con nosotros... seguro que a mi madre no le importa poner un plato más en la mesa, o si la pasas con Jon pues nos podemos ver en la misa del gallo después, como tú quieras...- empezó a ponerse nerviosa al darse cuenta de lo que le estaba ofreciendo. 

- Muchas gracias cariño, pero no hace falta.-.le sonrió agradecida.- mi hermano me ha pagado el billete de avión.- suspiró.- me voy a Francia. 

- ¿Cómo que te vas a Francia?.- buscó con impaciencia sus ojos.- No te puedes ir a Francia. ¿A qué te vas a Francia? No...

- ¿Cómo que a qué?.- se le escapó una carcajada.- pues con mi familia, Alba, me voy con mi familia...

- Pero no te puedes ir, ¿cómo te vas a ir a Francia?.-los nervios le habían hecho entender que Natalia se marchaba de vuelta a París para volver a vivir con su familia, por echarles de menos como decía que lo hacía. 

- ¿Por qué no me puedo ir?.- preguntó frunciendo el ceño.- ey...- llevó la mano a su mentón para que la mirase y se apoyó en la mesa de Jon para quedar a su altura.- ¿qué te pasa?

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora