Capítulo 62

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Natalia subió en el ascensor tratando de relajar su corazón. Latía con prisas y notaba como se le iba a salir del pecho en cualquier momento. La conversación con su suegra, pese a haber ido bien dentro del desastre y de su negativa a comprender el amor que sentían, le había disparado las pulsaciones, había alterado por completo todo su sistema nervioso y no era capaz de calmarlo. 

Le había pillado completamente por sorpresa su disculpa y su acercamiento tras el encontronazo que tuvieron en la habitación la primera vez que se encontraron en aquel hospital. 

Suspiró repasando mentalmente la conversación, cerciorándose de que sus palabras habían sido las adecuadas y no había añadido más leña al fuego en la nueva situación entre ambas, en su nueva y tensa relación. 

Salió del ascensor todavía inmersa en sus pensamientos y caminó siguiendo los carteles hacia la habitación que le había indicado Jorge. Le sabía mal que estuviese sola allí y se sentía algo culpable de aquello. Si no se hubiese marchado del pasillo del hospital cuando Rafi le había pedido intimidad con su hija no la hubiese dejado sola a saber cuánto rato. 

Y se lo había prometido. 

Y sentía que le había fallado. 

De todas formas caminó, siguió los pasos que le quedaban hasta la puerta abierta de la que era la nueva habitación de Alba y se asomó comprobando que evidentemente allí estaba. 

- Mírala, qué bien vive.- tanteó el terreno. 

Alba, incorporada sobre la cama y con la mirada perdida por el enorme ventanal se giró llevándose la mano al pecho tras el susto que le provocó que rompieran el agradable silencio en el que se encontraba. 

- ¿Has visto?.- sonrió.- creo que tengo las mejores vistas de todo el hospital.- dio un par de golpes sobre el colchón.- ¿vienes? Me habías asustado.- achinó los ojos.

- ¿No estás enfadada conmigo?.- frunció el ceño.

- ¿Por qué debería estar enfadada?.- la miró confusa.

- Te he dejado sola...- bajó la vista al suelo.- y te prometí que no lo haría. 

- Cariño... has bajado a comer, no me seas así.- rió.- además te había pedido yo que salieras... ¿cierras esa puerta y te sientas conmigo? 

- Claro.- asintió mucho más tranquila tras haberse quitado parte del peso de encima. 

Alba no lo sentía así, pero eso no tenía nada que ver con la sensación que se le había quedado a sí misma tras aquello. 

Tras asegurarse de que la habitación quedaba libre de miradas indiscretas se acercó y se dejó caer al lado de Alba, mirándola fijamente y devolviéndole la sonrisa que le estaba dedicando. 

- ¿Sabes algo de Marina?.- murmuró sin dejar de mirarla a los ojos.- Jorge me ha dicho que se ha puesto de parto y por eso me han cambiado ya de habitación.

- Pues solo eso... están todos abajo en la sala de espera.- informó.- Álvaro se ha quedado jugando con Mikel y Lola con las gemelas.- ensanchó su sonrisa.- parece que han hecho buenas migas...

- Van a ser primos.- le guiñó un ojo.- qué mejor que llevarse bien.- soltó una carcajada.- menuda cara, Nat

- Es que me ha dado un vuelco al corazón después de oírte decir eso...

- Pues acostúmbrate porque si con alguien quiero pasar lo que me queda de vida esa eres tú.- se acercó lentamente hasta chocar sus labios con los de Natalia, que la atrapó entre los suyos para devolverle el beso. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora