Capítulo 41

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- Buenos días.- saludó Jon con una sonrisa ladeada.- ¿qué tal anoche?.- alzó las cejas. 

- ¿Qué pasó?.- frunció el ceño la rubia. 

- No sé, dímelo tú....- le guiñó un ojo.- ya sé que te estás quedando con la bollera mayor, no hace falta que disimules... cuéntame qué tal, ¿bien?

- Sí...- respondió entre confusa y vergonzosa.- bien. 

- ¿Lo ves como no tenías que preocuparte?.- Alba frunció más el ceño.- Si mi Nati es un encanto...

- ¿Qué dices, Jon?

- ¿No os habéis acostado?.- bajó el tono al terminar la pregunta. 

- ¡No!.- se escandalizó.- para nada.- negó con la cabeza. 

- ¿Sabes eso de que Natalia es un encanto? Borralo de tu mente, no lo he dicho en ningún momento. 

- Pero si ella no ha hecho nada...

- Es que yo no es lo que le tengo enseñado.- protestó.

- Déjate de gilipolleces y ponte a trabajar que tengo que ir a mi casa.- le lanzó un trapo que le dio en la cabeza al catalán.- y no molestes a Alba con tus tonterías. 

- Tu felicidad no es ninguna tontería para mí.- respondió completamente serio.

- No me vengas con estas cosas que no me vas a ablandar.- lo señaló.- solo te pido que te comportes diez minutos, lo que tardo en ir a mi casa y volver, ¿podrás hacerlo?

- Bueno... no te lo puedo prometer, pero lo voy a intentar.- se llevó la mano al pecho. 

- Que son diez putos minutos, Juan.- rodó los ojos.- voy a ir lo más rápido que pueda, Alba, no le hagas mucho caso ¿vale? 

- Tranquila.- le sonrió.- si nos conocemos ya... 

Jon esperó a que Natalia saliese y estuviese lo suficientemente alejada como para que no se enterase de lo que iba a decirle a Alba para volver a lo suyo. 

- A ver, ¿pero por qué no?.- se acercó susurrando.- si me dijiste que querías, ¿no? 

- Ya... sí...- bajó la cabeza sonrojándose.- pero es que me da miedo y me bloqueo y yo que sé... 

- ¿Pero esto lo sabe Natalia?.- Alba asintió.- ah bueno, pues mejor... seguro que te ayuda a que estés más cómoda con ella y se te pase pronto. 

- Eso espero...- murmuró.- poco a poco, ¿vale?

- Tú a tu ritmo.- le sonrió con ternura.- eso sí, si es la etarra la que no te da lo tuyo luego me la mandas que acabo con ella.- se crujió las manos. 

- Qué bruto eres.- rió.- venga, vamos a ponernos con esto que como llegue y nos encuentre hablando a lo mejor nos echa. 

- Querrás decir que me echa a mí, porque antes de echarte a ti cierra la panadería definitivamente. 

- Qué exagerado eres...- negó sonriente. 

- Lo que usted diga... venga, vamos a trabajar.- se remangó y se puso a pasarle los ingredientes a la rubia.

Llevaban prácticamente una hora solos en aquel horno sin que Natalia hubiese dado ningún tipo de señal de vida, por lo que empezaron a preocuparse. 

- Lleva mucho rato... ¿no?.- se mordió el labio pensativa mientras miraba el reloj. 

- ¿A qué ha ido a su casa?.- preguntó Jon. 

- A por libros y esas cosas que se quiere llevar a mi casa luego.- informó.

- Pues sí que es raro... ¿por qué no vas y echas un vistazo? Total, para vigilar el pan en el horno me puedo quedar solo

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora