Capítulo 27

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Jon y Natalia llegaban como cada mañana a la puerta de la panadería. Y exactamente como cada día, Alba ya estaba allí esperándoles.

- Es que todavía no me lo puedo creer.- Natalia le golpeó con el codo para que se diese cuenta de la presencia de la rubia, que si no hubiese estado tan perdida en sus pensamientos, habría escuchado perfectamente a Jon.- uy, hola.- saludó con una sonrisa.

Alba se levantó del rebate y retrocedió un paso. Sonrió, pero Natalia pudo ver que no era la misma de siempre, pudo percibir su incomodidad.

- Buenos días.- murmuró.

- Buenos días, Alba.- correspondió Natalia al saludo, sin dejar de observarla.

- Eh... Jon.- se dirigió al chico antes de que abriese la puerta.- hoy... hoy tengo que acompañar a mi madre al médico... ¿te importa...? ¿te importa si salgo antes?.- lo miró con miedo a que su respuesta no fuese la que esperaba.

Jon miró de reojo a Natalia, que asintió mirándolo con obviedad, sin comprender por qué necesitaba su autorización para una cosa que era de sentido común.

- Claro que no, acompaña a Rafi al médico y sal cuando tengas que salir, no hay problema.

Natalia sonrió satisfecha y entraron los tres para empezar a preparar la jornada. La morena pudo notar cómo Alba se mantenía a cierta distancia tanto de Jon como de ella y como miraba más al suelo que otra cosa. Y aquello le pareció de lo más extraño así que le hizo una señal al catalán para que saliese de allí cuanto antes y las dejase solas.

- Bueno, mis panaderas favoritas, nos vemos en unas horas, que os vaya bien la mañana.- se despidió para salir de allí cuanto antes.

Natalia se acercó entonces a Alba preocupada por su comportamiento y por las posibles explicaciones que se le pasaban por la mente para que la rubia actuase así.

- ¿Estás bien?.- se fue a acercar más cuando Alba retrocedió dos pasos.

- Sí.- murmuró.- estoy bien.- sonrió muy falsamente.

- Ya...- no se creyó absolutamente nada.- ¿y por qué no me puedo acercar?.- alzó una ceja y se cruzó de brazos.- Alba...- insistió ante la falta de respuesta.

- Es que...- empezó a hablar dubitativa, alzó la vista para mirarla y de nuevo la desvió.- es que me da vergüenza...- susurró.

-¿Que me acerque? ¿por qué?.- frunció el ceño sin comprender nada.

- Es que... estoy... estoy en mis días del mes y... y ayer...

- ¿Y qué pasa por que estés con la regla? Yo también la tengo una vez al mes, no me voy a asustar ni nada de eso.- trató de tranquilizarla.

- Es que... ayer... José...

- ¿Te ha hecho algo?.- no pudo evitar interrumpirla.- ¿te ha vuelto a poner una mano encima?.- Alba negó.

- No, no es eso... es que me dijo que... que...- bufó frustrada.- me dijo que huelo mal...- agachó la vista avergonzada

- ¿Qué te dijo qué? Vamos, estar sangrando continuamente y las molestias de la regla para que ese imbécil te diga eso- bufó cabreada.- es que será garrulo...- chistó con la lengua.- ven aquí.- tendió la mano.- vamos, cariño, ven.- le habló con toda la dulzura del mundo.

Alba la miró sin saber qué hacer, pero finalmente aceptó agarrar la mano de Natalia, que tiró hacia ella hasta tenerla abrazada a su pecho.

- ¿Tienes dolores?.- Alba negó.- ¿segura? Si te duele o estás muy cansada puedes irte a casa.- susurró sin dejar de acariciarle la cabeza.- A ese ser que tienes por marido habría que enseñarle que cuando una mujer está en sus días, tiene que cuidarla mucho, no ser un imbécil.

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora