Capítulo 14

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Jon se había dado toda la prisa posible para terminar cuanto antes el reparto, pues prefería descansar todo lo posible antes de emprender el camino hacia Candanchú, aquella misma noche. Iba feliz de camino al horno para poder chulear ante Natalia de la hora a la que había terminado su jornada laboral cuando se encontró con una larga cola que doblaba la esquina de la panadería y la persiana echada. Encontrarse aquello a media mañana le hizo fruncir el ceño, pues no era normal que Natalia echase el cierre tan pronto, y mucho menos antes de cerrar todo el fin de semana, que era cuando más trabajo tenían. Aparcó la furgoneta y se acercó a la señora que ocupaba el primer puesto. 

- Hombre, ¿qué pasa hoy?.- le recriminó con cara de pocos amigos.- a ver si voy a perder la mañana porque no abrís. 

- ¿Dónde está Natalia?.- le preguntó esperando que la mujer la hubiese visto salir. 

- A saber dónde andará esa golfa.- murmuró.- por aquí no la he visto yo. 

- Vuelvo en cinco minutos.- se encaminó a paso rápido hacia el domicilio de la morena esperando encontrarla, pues las imágenes que se le venían a la mente eran a cada cual peor. 

En apenas tres minutos y con una gran falta de aire estaba abriendo la puerta con su propia llave, rezándole a todos los santos en los que no creía para que Natalia estuviese allí y no tuviese que ir a buscarla a un médico, como su parte más temerosa le decía, planteándose un escenario horrible. Entró y fue a correr hacia la habitación cuando un bulto en medio del salón, un bulto que según su lógica no debería estar le hizo frenar en seco y enfocarse en esa parte. 

Alba dormía en el sofá, y medio sentada en el suelo, con la cabeza apoyada al lado de la de la rubia descansaba Natalia. Tenían las mano agarradas pese a la incomodidad de la posición de la morena y Jon suspiró tranquilo al calmar el alarmismo que se había instalado en él. Su sonrisa se fue ensanchando ante la estampa y tuvo que morderse la mano para amortiguar el chillido que le salió por estar presenciando aquello. Tuvo que contener las ganas de ponerse a dar saltitos en mitad del salón y deseó poder inmortalizar ese momento para echárselo en cara a Natalia cada vez que le hiciese falta. 

El escándalo que estaba haciendo Jon sin darse cuenta junto con la incomodidad por la posición terminó por hacer a Natalia despertar, y lo primero que vio en cuanto sus ojos se acostumbraron a la claridad fue a Jon, de brazos cruzados y con una ceja alzada mirándola con una sonrisa ladeada. Se incorporó lentamente recordando que Alba se encontraba allí al sentir como tiraba de su mano para evitar que la moviese. Sonrió inconscientemente pero poco le duró al ver como Jon acentuaba su gesto burlón y clavaba la vista en las manos entrelazadas. 

- ¿Qué? ¿De descansito?.- habló lo suficientemente bajito para no despertar a la rubia.- hay una cola en la puerta del horno que ya me gustaría para mí.- se le escapó una carcajada a la morena pero en seguida volvió a ponerse seria. 

- Ha pasado algo que no me toca a mí contarte y he tenido que cerrar.- le respondió apretando la mandíbula.- no has visto como ha llegado.- señaló a Alba con la cabeza. 

- ¿Qué ha pasado?.- se acercó para sentarse junto a la morena y sacó su vena más cotilla a relucir. 

- Te he dicho que no me toca a mí contártelo. Si fuese una tontería tú sabes que no hubiese dejado el horno así, y menos hoy. 

- No, claro, algo fuerte ha tenido que ser...- se quedó pensativo.- ¿os habéis hecho daño? ¿estáis bien?.- Natalia torció el gesto sin saber qué responder a eso y finalmente negó con la cabeza lentamente. 

- Necesitaba descansar, es todo lo que te puedo decir.- se encogió de hombros.- y no quería ir a su casa así que hemos venido aquí.- esperó que con aquello Jon pudiese atar cabos. 

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora