Capítulo 64

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Santi, Jon y Juliette se ofrecieron a ayudar a Natalia con la pequeña mudanza en cuanto se enteraron de la noticia. Pequeña mudanza porque solo se llevó al piso de Alba lo necesario e imprescindible para pasar una temporada indefinida: su ropa de la temporada, unos cuantos libros y los utensilios que podía llegar a necesitar para hacer cualquier cosa de repostería que se le antojase. 

- Natinat, ahora mismo te odio.- resopló Jon con una caja cargada de libros.- ¿de verdad necesitas todos estos libros?

- Sí.- afirmó con contundencia.- y creo que he cogido pocos... no sé si Alba va a querer leer algo también y a lo mejor le apetece uno que tenga en casa...

- Que vives a cinco minutos, no en la China.- rodó los ojos Santi.- y menos mal que no has dicho de llevar el piano, me veía a cuestas con él, también.

- No me lo llevo porque no tengo donde ponerlo.- aclaró.- si hubiese sitio claro que me lo llevaría. 

- Solo iba a llevar lo necesario.- rodó los ojos Juliette.

- Tú no te quejes, Julieta, que solo llevas ropa.- soltó la caja en el suelo Jon en cuanto llegaron al rellano del piso de la rubia. 

- Solo sabéis quejaros.- llamó al timbre indignada Natalia y esperó a que Marina abriese la puerta.- él único al que quiero.- le arrebató con cuidado el bebé de los brazos y se lo llevó al pecho.- ¿cómo está?

- Mejor que tú como no me añadas a esa lista.- se cruzó de brazos Marina.- solo duerme, come y llora.- bufó.- qué duro es esto...

- Claro, si es que es muy pequeñito aún.- lo meció entre sus brazos.- toma, que voy a entrar esto antes de que el club de los quejicas se me tiren encima.- le devolvió al bebé tras dejar un beso en su frente y cogió su maleta. 

- Dejadlas por aquí.- señaló la entrada.- que tenemos mi madre y yo la habitación patas arriba sacando las cosas de José.- informó.- yo si fuese tú, iría, mi madre está volviendo loca a Alba.

- Miedo me da.- murmuró dirigiéndose hacia la habitación. 

- ¡Nati!.- Mikel corrió hacia ella con los brazos en alto, haciendo que Natalia frenase y se agachase para recibirlo con un abrazo.

- Hola, petit.- lo abrazó con fuerza.- ahora tengo que entrar a ayudar a Alba, después salgo un rato contigo ¿vale?

- ¡Vale!.- se deshizo del abrazo y volvió a salir corriendo.- ¡Álvaro después pilla Nati!.- empezó a buscar al pequeño. 

Natalia sonrió, cogió aire y se puso en pie, preparada para afrontar lo que estuviese ocurriendo dentro del dormitorio y abrió la puerta. 

- Mamá, que quiero que lo tires todo, no quiero fotos, ni ningún recuerdo de nada.- repitió cansada y rodando los ojos Alba.

- Pero ¿cómo voy a tirar las fotos de tu boda? Cariño... en las que sale él, vale, pero las que sales tú sola...

- No las quiero ver, no quiero que nada me recuerde que he estado casada. Si no son con Natalia no quiero fotos de boda.- sentenció.- ni el vestido, así que puedes hacerte trapos con él si quieres. 

- Eso sí que no.- se negó.- con el dineral que costó... eso no se tira, hombre.

- Hola...- interrumpió.- ¿se puede?.- preguntó con miedo a que la tensión que estaban creando aquellas dos mujeres saltase en su contra. 

- Mi amor.- sonrió Alba, ganándose una mirada de reojo por parte de su madre al escucharla.- ¿puedes explicarle a mi madre que no quiero nada que me recuerde a él aquí?

1973Donde viven las historias. Descúbrelo ahora