Día 141 sin ti. Ayer te vi por la calle. Ibas tan guapa como siempre. Con tu pelo bailando al compás de mis latidos. Llevabas ese vestido rojo que te tanto me gustaba. Con la mirada intenté hacerte la zancadilla. Para que mirases atrás. Para que me mirases a mi. Pero no lo conseguí. La calle se apagaba a tu paso. Tan solo la luna y un par de farolas iluminaban tu camino. Las flores de los balcones te miraban con envidia. Quise llamarte, pero una vez mas grité en silencio. Tampoco tenía mucho que decirte. Siguen sin existir palabras para definirte. O para definir esto que siento. Así que sigo sin poder explicarte nada de esto. Ibas con prisa. Y el frío parecía no afectarte. Supongo que irías en busca de tu chico. Me puse algo triste al pensar en eso. Así que regresé a casa. Me tumbé en nuestra cama. Aun con las manos frías. Me puse un par de canciones tristes mientras miraba al techo. Supongo que llorando me quedé dormido. Otra noche más de tantas. Amanecí abrazado a la almohada. Mi primer pensamiento fue encender el móvil. Pero no tenía mensajes tuyos. Y la cama se hace inmensa sin ti. Volví a preparar café para los dos. Y empecé a escribirte esto. Por si de casualidad me lees. Al menos la idea de que lo hagas me hace sonreír. Ya apenas sonrió. Mis amigos dicen que la primavera me devolverá la sonrisa. Pero yo sé que solo tu puedes. Aun no le he contado a nadie que no te he podido olvidar. La verdad es que paso de consejos inútiles que tan solo consiguen que te recuerde con más fuerza. En la radio sonó tu canción favorita. Y a mi me entraron ganas de cantarla contigo. Apagué la radio. Y me fui a mirar por nuestra ventana. Fuera hace frío. Así que con mi vaho dibujé un corazón en el cristal de la ventana, y en su interior coloqué nuestros nombres. Hoy llueve. Y supongo que es porqué tu estás. Por eso llueve, porqué las nubes también te echan de menos. Creo que hoy me quedaré en casa. Me haré palomitas, y veré alguna película de esas que tanto odiabas. Esperando a que el día pasé lo más rápido posible. Esperando a que te olvide. O a que vuelvas. Y es que desde que ya no estás, siempre llueve en mi.