Capitulo 3: Vida tranquila

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Después de morir 15 veces a manos del héroe Gale, Ouroboros pudo salir de la situación que parecía ser imposible de superar.

Fue el único sobreviviente de su grupo ya que el resto fueron eliminados rápidamente por el héroe Gale.

Ouroboros sobrevivió por la personalidad de Gale.

Si el héroe Gale fuera cruel, habría matado a Ouroboros sin dudar. Lo habría dejado con muchos problemas.

Lo dejó ir ya que sintió pena por ese monstruo que tan solo quería sobrevivir.

Recordar ese momento fue traumante para Ouroboros. Se sintió humillado, patético. Quiso olvidar eso por siempre.

Que el héroe Gale le tuviera pena fue horrible, pero también fue lo único que lo ayudó a sobrevivir.

Sabía que era lo único que podía hacer ya que escapar de la velocidad de Gale era imposible.

Después de salir de esa situación, Ouroboros le tocó volver a su tierra.

Específicamente a la tierra de los peones del imperio de los monstruos.

El imperio de los monstruos estaba localizado al oeste del continente.

Sus tierras eran el 30% del continente, siendo la segunda región más grande.

Y, desde hace 4 años, habían estado en guerra con la región del sur, el país Raavar

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Y, desde hace 4 años, habían estado en guerra con la región del sur, el país Raavar.

La guerra aún seguía su curso, pero todavía no había llegado a su cúspide.

La mayoría de las bajas de ambos bandos eran de personas que pocas personas iban a recordar.

Una guerra que principalmente estaba afectando a aquellos que estaban en lo más bajo de la sociedad.

Ouroboros, al ser un peón, era parte de esa gente que estaban siendo usado como carnadas, como esclavos.

Un peón no podía huir de su labor ya que no era un oficio normal. Era más como una atadura.

Sobrevivir siendo un peón era muy difícil ya que generalmente eran usado para hacer ataques suicidas y para ser usado constantemente.

Con una situación así, el ser un peón era lo peor.

Aunque estar en esa situación era algo que solamente quien era un peón podía comprender.

Podían escuchar e imaginar lo que era un peón, pero realmente nadie fuera de ellos tenía esa horrible e inolvidable experiencia.

Por eso, aunque no quería, Ouroboros tuvo que volver.

Huir no era algo posible para él.

Nadie lo buscó, nadie lo esperó.

Tuvo que recorrer una absurda distancia con hambre y con cansancio.

Hasta que, después de casi 1 día, logró ver varias casas de madera.

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