Capitulo 112: Huir

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Zero estaba caminando en una cueva gélida con muchos caminos yendo a diferentes lugares.

No tenía una espada en la cabeza ni ninguna grieta en ninguna parte de su cuerpo.

Y también tenía una expresión fría en su rostro, carente de emociones.

Sin embargo, su expresión cambió de inmediato al oír gritos.

Varios seres como él estaban siendo tragados por algo que apareció del suelo.

No tenía una forma clara y, de no tocarse, era difícil saber la textura de su morboso cuerpo.

Era oscuro, como una mancha en el suelo. Como si una sombra hubiera tomado esa forma.

Los yeti estaban haciendo todo lo posible con tal de huir y de sobrevivir, pero no pudieron.

Zero terminó viendo la muerte de muchos de los suyos justo delante de sus ojos.

Y dentro de él surgió algo que nunca había sentido.

Eso fue miedo. Al sentirlo, creyó que iba a morir.

—¿Qué sucede?

Zero escuchó la voz de una mujer. Esa voz, algo coqueta y muy femenina, no podía ser una yeti.

Al mirar hacia atrás con algo de dudas, Zero logró ver su propia sombra.

Su sombra no había cambiado mucho. Tan solo tenía algo adicional.

Y eso era un solo ojo del mismo color que los ojos de Zero.

—N-no me mates

Zero ni siquiera pensó que tales palabras fueran a salir de su boca.

Pero no tuvo otra opción. Después de todo, sintió que estaba haciendo contacto visual con la muerte misma.

—Zero —La mancha oscura comenzó a levantarse como agua.

La mancha era capaz de arropar el cuerpo de Zero por completo como si fuera una ola.

Sin embargo, antes de que eso pudiera ocurrir, Zero se despertó de su sueño.

Lo primero que vio al despertarse fueron los ojos celestes de Stella.

—Tus ojos... realmente no parecen ser ojos. Son como luces que se encienden —Dijo Stella. —Una característica muy única

Zero aún podía acordarse de esa mancha oscura que lo iba a arropar.

Sabía que, de ocurrir, iba a terminar igual que los demás yeti.

—¿Puedes ver el interior de tu cabeza? —Stella se echó a un lado para no incomodar a Zero.

Zero se había quedado dormido justo afuera de la carreta.

Habría dormido en la casa de Kassar, pero decidió dormir afuera.

—¿Ver... el interior de mi cabeza? —Se puso de pie. —No. No puedo

—Pero tus ojos, o lo que se llama ojo, está dentro de tu cabeza

—Así es —Zero colocó 2 dedos en el orificio de su boca. Era el más grande por lo que incluso pudo meter toda su mano.

Siguió adentrando la mano hasta tocar algo muy duro.

—Escucha

Golpeó lo que tocó en el interior de su cabeza.

Al escucharlo, Stella pensó que causaba un sonido similar a un mineral duro.

—¿Nunca te... explique cómo funciona, verdad? —Sacó la mano de su boca.

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