Capitulo 68: Secuestro de Ouroboros

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*Años atrás*

Clyde estaba bebiendo en una taberna de Luss.

Estaba solo.

Nadie lo molestó. Nadie lo miró. Era una taberna en donde monstruos y humanos podían estar tranquilos.

Pero, a pesar de querer relajarse y beber algo, no pudo hacerlo.

En otra mesa de la taberna había una mujer discutiendo con el dueño de la taberna.

Estaba discutiendo ya que ella quería beber algo y el dueño del local no se lo permitió.

Ella era una reptil, un monstruo. Mientras el dueño era un humano.

Sin embargo, no por eso no la dejó entrar.

Le impidió el paso ya que esa mujer estaba con un niño.

Un niño que apenas parecía tener unos 3 años como mucho.

Por eso, antes de que la situación se saliera de control, Clyde decidió intervenir.

Se paró frente al dueño y le mostró una amable sonrisa.

—Yo manejaré esto —Dijo con mucha calma.

La mujer se sintió absorbida al ver a Clyde.

Miró el tamaño de Clyde. Miró su cabello y su mirada seria.

Además él era lo mismo que ella.

Con mucha tranquilidad, Clyde le pidió a ella que fueran hacia afuera.

Ella se calmó. Aceptó salir.

Sin embargo, justo al salir de la taberna, la mujer atacó a Clyde con una patada que él bloqueó con su antebrazo.

—Un golpe sólido. Debes entrenar —Dijo Clyde al bloquear la patada. —Pero será mejor que te detengas. Andas con un pequeño

La mujer le sonrió a Clyde.

—Ouroboros. Ve y juega por allí. Mamá irá por ti en un momento

El pequeño Ouroboros le hizo caso a su madre. Asintió con inocencia y se fue a una esquina.

—*suspiro* Ese mocoso es algo molesto. Sin embargo, es parte de mi

—¿Alejas a tu hijo para luchar contra mi? estás loca

—*risas* Exacto. Eso es. Estoy loca

Por instinto, Clyde dio un paso hacia atrás.

Ella le mostró una sonrisa con una sed de sangre que lo dejó preocupado.

—Te metes en cosas que no te incumben. Pero bueno, eres guapo. Justo como recordaba

Estoy seguro que es la primera vez que nos vemos, pensó Clyde.

Clyde se echó a un lado, evitando un puño de ella.

—¿Cómo te llamas? yo soy Zayra

Lanzó varios ataques, pero Clyde los evadió con pocos problemas.

Hasta que vio que, entre los movimientos de Zayra, una piedra mágica de hielo apareció frente a él.

Ella la iba a destruir, pero él la tomó, lanzó la piedra mágica lejos de ese lugar y atacó a Zayra.

Su golpe fue directamente al rostro de Zayra.

—Lamento eso. No quise... —Clyde se disculpó.

Al ver su mano izquierda, Clyde notó que había perdido el dedo meñique.

—Ni te inmutas. Debes ser un personaje importante. Sin embargo, no eres el protagonista. Yo lo soy

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