Capitulo 101: Salvación y perdición

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*Hace aproximadamente 10,000 años atrás*

En un continente donde la humanidad estaba en la cima de la jerarquía, existía una familia de humanos que tenían un poder único además de las bendiciones y las runas mágicas.

Era un poder único en ellos. Un poder que existió desde antes de la misma existencia de las bendiciones.

Vaol era el nombre de esa familia, lo cual significaba "personalidad".

Pero, aunque era considerado un poder único, también era una maldición para la familia Vaol y los que vivían cerca de ellos.

De nacimiento, los miembros de la familia Vaol generaban diferentes tipos de personalidades al ser impactados por momentos que marcaron su vida.

Lo peor de todo era que esas personalidades eran como seres diferentes. Ninguno de ellos podía entenderse.

Y lo peor de todo, era que las apariencias por personalidades variaban también.

Los Vaol fueron vistos como un peligro, al grado de que los humanos los vieron como monstruos.

Se les persiguió y al final de todo, fueron quemados en hogueras como si fueran monstruos.

Sin embargo, no todos fueron eliminados.

Un grupo de ellos decidió moverse lo más rápido posible para evitar su extinción.

Entre esos, había una mujer que, al ver a su familia ser quemada, generó otra personalidad por primera vez.

Era personalidad era la de una niña despreocupada y juguetona.

No solamente generó una segunda personalidad, sino que su segunda personalidad tenía su propia bendición.

Aún así, esa personalidad raramente estaba presente.

La mujer, llamada Yaga, siguió viviendo con su personalidad principal.

Vivió sin problemas gracias a su bendición de alma.

—Espero que no se sientan mal por esto. Ustedes nos quemaron, ahora yo me los como

Esa mujer no estaba comiendo humanos literalmente.

Ella secuestraba niños o hasta infantes para quitarles sus almas.

Los adultos estaban fuera de su alcance ya que, para quitar almas, la persona no podía resistirse.

Un adulto era difícil ya que tenía que herirlo o cansarlo físicamente.

En cambio, un niño o un infante era muy fácil. Podía quitar su alma con tan solo un toque del inocente niño.

No lo hizo por tener hambre. Era humana por lo que tenía que comer comida real.

La única razón por la cual estaba comiendo almas era para poder alargar su vida.

Mientras más joven era el alma, más tiempo de vida ganaba.

Y, ya que había comido varias, podía vivir fácilmente milenios.

Aunque, si era asesinada, su vida iba a llegar a un fin.

Por eso evadió los problemas y se escondió de la multitud.

Tan solo salía para comer y para robar almas.

Sin embargo, hubo un día que pensó en salir.

Ya que sabía que su personalidad de niña no iba a aparecer, mostró confianza al estar frente a otros humanos.

Miró sus alrededores para saber a cuál niño podía quitarle su alma.

Sin embargo, en ese continente que estaba siendo reinado únicamente por humanos y los monstruos no eran nada, ella vio un monstruo.

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