Capitulo 103: Yaga y Zayra

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—No hay tiempo. Debes tomar una decisión, Zayra

Yaga no quería ser insistente, pero necesitaba escuchar la decisión que Zayra había tomado.

—¿Por qué aceptas ayudarme al grado de estar dispuesta a morir? —Preguntó Zayra.

—Soy incapaz de quitarme la vida por el contrato que tengo con la otra Yaga. Además, huir de aquí está prohibido. Estaré aquí hasta que muera. ¿Pero cuándo será eso? ¿5 milenios? estaré viendo muchas vidas y muchas muertes. Muchos principios y... muchos fin —Miró sus manos. —Lo único que me mantiene cuerda es la voluntad de la Diosa del sol. Su salvación... lo es todo para mí

—¿No eres libre, eh? de ser así, podría matar a la otra Yaga para darte esa libertad

—Poseo un contrato con el Fundador también. Mi libertad nunca va a existir. Al menos la mía. En cambio, la tuya es posible —Tocó la mano izquierda de Zayra. —Además, ¿por qué estás dudando? tu prioridad debería tu libertad para así estar con tus hijos

Zayra estaba de acuerdo con ella.

Ella había ido a la base de Luss para obtener información del Fundador.

Su libertad estaba en su mente en todo momento.

Sin embargo, matar a Yaga era una cosa totalmente diferente.

En medio de todas las muertes, cadáveres y sangre, la única persona que la ayudó y le mostró algo de luz fue Yaga.

Matarla era como matar a su propia madre.

—¿Qué tal esto? piensa que matarme sería darme libertad. Si. Piensa así

—¿Es eso lo que realmente deseas?

—Ambas podremos ser libre, Zayra. Es tu única oportunidad...

Zayra levantó su mirada, mirando a Yaga a sus ojos.

—¿Puedo matar a la vieja Yaga... primero? —Preguntó Zayra.

—No lo recomiendo. Si me matas, ella será incapaz de tocar o ver tu alma ya que mi bendición también se irá. En cambio, si no me matas primero, ganarle será muy difícil ya que dañará tu alma —Yaga se puso pie. —Su bendición es abrir una grieta espiritual a otros mundos. Pero sin mi bendición, su bendición es inútil

Yaga fue a buscar algo entre sus pertenencias en la casa.

Se tardó unos pocos segundos antes de volver a la mesa.

Colocó una pequeña espada en la mesa.

—Hazlo rápido

—¿Si te mato las demás Yaga no morirán también? quiero decir, es un mismo cuerpo

—No. Las heridas no se transmiten

Zayra también se puso de pie.

Tomó la espada con ambas manos.

Tenía su espada dorada colgando en su cintura, pero decidió usar la espada que Yaga le dio.

—Te voy a explicar bien lo que debes hacer, Zayra. Después de eso, puedes matarme

Al ver el rostro triste de Zayra, Yaga decidió mostrar una pequeña sonrisa.

Ella también estaba triste, pero antes que todo eso, estaba aliviada.

No por la muerte que iba a tener, sino por la libertad de Zayra y, de poder hacerlo, la libertad de todo el continente de las manos del Gremio oscuro.

—Debes matarme y después matar a la vieja Yaga. Al hacerlo, bebé Yaga te dará información. Aunque puede ser limitada, estoy segura que te será útil —Señaló la puerta de la casa. —Ven. Salgamos

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