Capitulo 52: Ciudad Aspart

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Un grupo de soldados estaban vigilando el área oeste del país. Específicamente la cordillera que separaba al imperio con el país Raavar.

La cordillera era parte del imperio y los humanos evitaban cruzar al otro lado debido a los peligros.

Por eso se quedaron en su país, esperando el ataque inminente del enemigo.

Sin embargo, el primer ataque del imperio no apareció directamente de la cordillera.

Fue desde arriba, desde el cielo.

Un grupo de monstruos aves, con rocas en sus patas, dejaron caer las rocas encima de los soldados.

Algunas fallaron, sin embargo, las que cayeron en el objetivo, debido a velocidad generada por la altura en que fue lanzada, fue capaz de matar al instante a sus enemigos.

—¡El enemigo está aquí!

La guerra volvió después de 2 meses. Aunque en esa ocasión el imperio decidió atacar.

El ataque de las rocas se detuvo.

De los árboles de la cordillera comenzaron a salir guerreros armados y con armaduras.

Los soldados de Raavar no huyeron. Decidieron retener o eliminar cierta cantidad de enemigos.

Un soldado sonrió. Tomó su espada y se lanzó contra los guerreros.

El poder de su espada fue capaz de cortar en pedazos a varios guerreros.

Era un soldado normal, no un héroe, pero sus capacidades lo ayudaron a retener al enemigo.

—Al fin puedo luchar en la guerra. Estaba esperando este...

—¿Este?

El soldado no pudo seguir luchando.

Su cabeza fue agarrada con ambas manos y arrancada a la fuerza por unas manos que no parecían tener fuerza.

Su cuerpo cayó al suelo, siento pisado por los guerreros que siguieron entrando al país.

—Eres una mierda, humano estúpido

La persona que le arrancó la cabeza al soldado miró sus ojos sin vida con 7 diferentes ojos rojos.

Esa persona era Lorelei Oceanus, la emperatriz.

Lanzó la cabeza hacia un lado y siguió hacia al frente.

Estaba mezclada entre los guerreros.

La única razón por la cual podía ser identificada era por su traje de sirvienta.

El ejército del imperio arrasó con el enemigo, entrando al país exitosamente con pocas muertes de por medio.

—Correr sin poder cansarse... esto es realmente útil —La emperatriz saltó, brincando por encima de los guerreros para adelantarse. —¡El que llegue último será mi comida!

Varios soldados usaron runas mágicas, creando un muro de tierra que la emperatriz, con su propia cabeza, intentó atravesar. Aún así no logró atravesar el muro.

El muro generó varios agujeros y de esos agujeros aparecieron llamaradas que comenzaron a expandirse por el campo de batalla, quemando a varios guerreros.

La emperatriz fue golpeada directamente por una llamarada, pero ella y su vestimenta no recibieron daño. Ni siquiera se ensució.

—Los trucos de los humanos son tan mierdas como siempre. Dan asco

Las piernas de la emperatriz se transformaron en una cola y sus alas en aletas.

Gracias a eso atravesó el muro de tierra como si estuviera nadando y, al llegar al otro lado, recibió una estocada en su corazón, sin embargo, no logró atravesar su cuerpo del todo.

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