Capitulo 4: Gegan

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El héroe Gale eliminó a decenas de monstruos. Tan solo dejó ir a uno.

Lo hizo por pena, pero aún así no estaba seguro de que si lo que hizo fue lo correcto.

Después de su trabajo, regresó al campamento.

Debido a que allí no había nadie con un rango superior, ninguno pudo ordenarle algo.

Entró a una caseta color blanca hecha de tela y se sentó en una cama.

Con un manto roto, limpió la sangre en su espada larga.

-¿Habré hecho bien en dejarlo ir?

Dejó ir a Ouroboros, pero aún seguía pensando en la decisión que tomó.

No volvió por él ya que habían pasado días.

Adentrarse más allá de las tierras del imperio de los monstruos podía ser peligroso.

No necesariamente iba a morir, pero podía agitar la guerra.

De hacer eso, las muertes iban a aumentar.

Y eso era algo que él no quería.

Ver muertes era horrible, matar lo era, pero ser el responsable de las muertes de muchos, incluyendo inocentes, era algo que no quería.

Había estado días en ese campamento.

Mató varios monstruos además del grupo de peones donde estaba Ouroboros.

Sabía muy bien que, después de eso, el imperio iba a enviar a más gente.

Por eso no retrocedió. Por eso no volvió al país Raavar.

Esperó el ataque del imperio para proteger a los soldados en ese campamento.

-*suspiro* Debería dormir algo. Me he estado esforzando mucho últimamente -Se acostó en la cama. -En una semana debería poder regresar a Raavar. Podré ver a mi familia de nuevo

*******

Después de varios días, Ouroboros llegó al lugar donde pertenecía.

Para las personas normales, ese lugar era normal, pero para los peones era mucho peor.

Era donde vivían y donde trabajaban también.

De no volver nunca, serías tratado como traidor y, de capturarte, serías ejecutado.

Al estar desaparecido por varios días, Ouroboros podía ser tratado como un traidor.

Sin embargo, debido a que el incendio quemó todos los cadáveres de su grupo, ni siquiera sabían que él estaba vivo.

Aún así tuvo que volver. Era su deber.

Ese lugar era Gegan, el territorio de los peones.

Era un llano desértico en donde apenas crecían plantas. También había una montaña con varias cuevas. Habían muchas entradas.

Habían más de 500 peones en ese lugar. Todos estaban trabajando en diferentes tareas.

No, decir trabajando era incorrecto. Estaban siendo utilizados como esclavos después de todo.

La opinión de ellos era irrelevante. No podían quejarse de nada.

Lo único que podían hacer era trabajar y trabajar.

-Aquí realmente hace calor -Dijo el felino.

Ouroboros se bajó de la carreta.

-Gracias por traerme. Disfruté hablar contigo todos estos días -Ouroboros le agradeció con una pequeña sonrisa.

OuroborosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora