El sol comenzó a salir. Ouroboros no pudo dormir en toda la noche debido a que estaba amarrado cabeza abajo en un árbol.
Al salir el sol, un guardia se le acercó y cortó la soga.
Ni siquiera le avisó.
Ouroboros golpeó su cabeza contra el suelo. Por suerte la caída no fue alta.
—¿Y esa manta? ¿te la dio el felino de ayer? —Le quitó la manta. —Como sea, ve a trabajar de inmediato
—Tengo hambre. No he comido
—Que pena. Tendrás que esperar
Ouroboros se puso de pie.
—¿Hay algo que quieras decir?
—¿A ti? nada —Le pasó por el lado al guardia.
Ouroboros caminó hasta la entrada de Gegan.
Abrieran el muro, dejándolo entrar.
Iba a trabajar como siempre. O eso fue lo que pensó.
Antes de entrar a Gegan, pudo ver a un grupo de carretas acercarse.
—Fue más rápido de lo que creí
Bajo ninguna circunstancia, unos caballos serían capaces de llegar a Gegan en un día desde la frontera.
Pero lo que estaba llevando las carretas no eran caballos.
Eran unos cocodrilos de gran tamaño con púas en sus espaldas y un cuerno cerca de sus ojos.
Se estaban moviendo a una velocidad absurda, pero lo más increíble era la estabilidad de las carretas a pesar de la velocidad.
—Parece que por fin llegó el día, Ouroboros. Realmente no espero volver a verte —El guardia mostró una sonrisa burlona.
No era la primera vez que iba a ir a un campo de batalla.
Había sido un peón por más de un siglo después de todo.
Sin embargo, era la primera que le daban la orden de servir como escudo.
No pudo evitar sentirse nervioso y también sentir miedo ante su posible muerte.
Las carretas llegaron. Habían unas 10 nada más.
Ya que 100 peones iban a ser enviados a la frontera, cada 10 de ellos tenían que estar en una carreta.
No fueron escogidos. Subieron aleatoriamente a las carretas.
Ouroboros también subió.
Se sentó en una esquina. No habló con ninguno, no habló con nadie.
Eran peones como él, pero nunca le interesó entablar una conversación con ellos.
Aunque raramente los peones tenían la oportunidad de hablar con otros peones.
—He escuchado que has sobrevivido varias veces en los campos de batallas. Sin embargo, ahora no podrás usar a otros peones —Dijo un guardia. —Tendrás que servir como un escudo. Tus posibilidades de sobrevivir son casi nulas
—Casi nulas. Exacto. Puedo sobrevivir
Su actitud fue una molestia para el guardia.
No lo golpeó ya que estaba por irse, de lo contrario lo habría hecho.
Los cocodrilos se movieron por si mismos. Parecía que habían sido entrenados para buscar a los peones y volver a la frontera.
El tener que estar cerca de otros peones no fue del agrado de Ouroboros.
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Ouroboros
FantasyOuroboros, un peón del imperio de los monstruos, lucha en el campo de batalla con el único objetivo de sobrevivir gracias a su única habilidad.