Capitulo 32: Maestro del Gremio oscuro

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Ouroboros estaba sentado, viendo su reflejo en el río.

Tomó una piedra del suelo y la lanzó contra el río, logrando hacerla rebotar en 2 ocasiones.

No tenía nada que hacer. Tampoco quería hacer algo.

Estaba esperando a su madre.

Habían pasado 2 días desde que se fue y ya la extrañaba.

Aunque 2 días no podía compararse a los 111 años que estuvo separada de ella.

Lo que realmente sentía era preocupación por ella. Después de todo no sabía lo que iba a hacer el maestro del Gremio oscuro con ella.

—Ouroboros. He estado pensando en una cosa

En esos 2 días había estado con Stella. Aunque, a diferencia de Ouroboros, ella sí sabía lo que quería hacer.

Ver a Ouroboros crear piedras mágicas era su prioridad, pero generalmente se la pasó leyendo algunos libros de los que tenía en sus pertenencias.

—Ouroboros es un nombre muy largo. ¿No tienes un apodo o algo así?

—No. Puede ser largo, pero es el nombre que madre me dio. No quiero un apodo —Volvió a lanzar una piedra al río. —¿El nombre tuyo fue escogido por tu madre también?

—No... Quiero decir, si, fue ella... lamentablemente

¿Lamentablemente?

Ouroboros sentía curiosidad por saber más sobre Stella.

Que una humana viviera en el imperio de los monstruos era impensable, pero ella lo hizo.

Quería saber lo que la llevó a vivir en la capital.

Sin embargo, su curiosidad no era tan grande como para preguntar sobre eso.

No eran amigos. No quería saber más de lo que ella decía.

—Por cierto, lo siento por no poder hacerte la piedra mágica pura que mencioné —Ouroboros se disculpó. Aunque no la miró. —Fallé miserablemente como era de esperarse

—No. No te preocupes. Está bien. Ahora puedo quedarme por aquí un rato más

—Claro. Quédate. Pero no te estés quejando de las cosas que mi madre y yo hacemos

Stella cerró su libro. Se puso de pie y se acercó a Ouroboros.

—Intentaré ver la situación de ustedes diferente. La veré como un trabajo. Si, eso haré —Asintió 3 veces. —¿Eso está bien, verdad? después de todo soy necesitada

¿Qué sucede con esta arrogante?

—Mi talento los ayudó a llegar hasta aquí y también los ayudó a sobrevivir contra esa mujer de la secta —Levantó su pecho con orgullo. —Si. Soy necesitada aquí. No puedo irme ahora

—Eres una molestia

Por alguna razón, ese insulto era el único que detenía la arrogancia de Stella.

Sin embargo, no era para bien.

—Eres muy grosero. Pero está bien.  Me gusta —Se sonrojó.

—*suspiro* ¿Todos los humanos son así de raros?

—¡No! —Levantó sus brazos. —¡Yo soy especial!

Pensó que lo mejor era dejar de insultar a Stella para que no mostrara una excitación bizarra en su rostro.

Por suerte ella cambió el tema.

—¿Qué te gustaría hacer si tu madre no fuera una asesina y nunca hubieras sido un peón?

OuroborosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora