capítulo 4

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—Severus por favor..

El miró de manera despectiva a Judith, le había pedido que le enseñara oclumancia puesto que Dumbledore le había dicho que Severus era muy bueno en eso.

—No te soporto.

—Ya lo se, pero es necesario si la pie...

En ese momento la tomo de los hombros y la empujó sobre la pared, tapó su boca y puso un dedo sobre sus labios, para que me guardara silencio.

—No puedes hablar de eso, no aquí, no es un tema que se hable en los pasillos.

Rodo los ojos, y este le tomo de la muñeca y la llevo a su salón de clases que estaba vacío.

—Te voy a enseñar, pero no soy alguien de mucha paciencia Potter.

Cruzo los brazos respingando su nariz, demostrando lo indignada que estaba, Severus suspiró por que ya sabía lo obstinada que era la hermana de la persona que más detesto.

—Empecemos mañana, hoy aún no estoy de humor.

—Ojalá, algún día te vea de buen humor, desde niños tenias una cara de perros.

—Es que cada vez que me topaba contigo o el cerdo de tu hermano, la ponía.

Judith se levantó dispuesta a abofetearlo, pero Severus fue más rápido y detuvo su mano, el sonrió por que sentía que le había ganado, pero habían quedado sus caras lo suficientemente cerca como para unir sus labios.

—Suéltame Snape, ya me dejaste en claro que me detestas, yo siempre intente ser tu amiga, te haces la víctima pero tu también seguías con insultos y demás a mi hermano, no eres del todo un santo Severus Snape.

La chica lo empujo, dejando a un Severus enojado, lo que aún no se respondía era si realmente estaba enojado con ella o con el mismo.

—Intentaron robar en Gringotts, en específico la bóveda donde estaba.

Dijo Severus antes de que ella se terminara yendo, ella tragó saliva, sabía perfectamente quién era.

—Va a intentar volver ¿No?

Los ojos verdes de la chica se contenían medianamente con sus ojos ya lagrimosos, por que no sabia si ahora sería capaz de proteger sola a Harry.

—No estas sola, t-tu sabes cuando ame a Lily, el tiene sus ojos.

Y si, Harry tenía los ojos azules de su madre, eran preciosos.

—Dare mi vida y más con tal de proteger a mi sobrino.

Ambos se miraron, aunque sabían que ambos lo hacían por razones diferentes, tenían un fin en común, proteger a Harry Potter.
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—Tu sobrino será muy bueno en Quiddith.

Los maestros estaban cenando mientras Minerva contaba emocionada como Harry había sido seleccionado para ser el nuevo buscador de Quidditch.

—Cuidado.- dijo Snape.- se puede terminar volviendo como su padre.

Judith sonrió orgullosa, ojalá Harry se volviera como su padre James, su padre era excelente que como todo ser humano no fue perfecto.

—Merlin te escuche Snape, si Harry se vuelve como su padre sería asombroso.

Ambos se miraron de manera retadora, pero a diferencia de Snape, Judith estaba feliz por que ya tenía en mente que le regalaría a Harry, aunque aún no era momento.
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—Tu padre era demasiado travieso.

La chica peinaba a Harry mientras se reían de las anécdotas que le contaba de su padre James.

—¿Tu crees que soy como el?

Ella sonrió, al saber que Harry era la viva imagen de su padre pero a como ella recordaba Harry aún no tenía tantos problemas como James.

—Creo que eres idéntico a el, pero aún no te haz metido en tantos problemas como el.

Harry se paró y comenzó a mirar los libros de astronomía que su tía tenía ahí, desde que llegó quería preguntarle algo pero tenía ciertos nervios.

—¿Tía?

Ella lo miró y le sonrio esperando la pregunta de Harry, el iba a hacerlo cuando entro la profesora Minerva a la oficina.

—Judith tendremos una junta, Dumbledore pide tu presencia.

Eso lo dijo en tono meramente sospechoso, haciendo que Judith entendiera de que trataba el tema de lo que iban hablar. Ambos se despidieron dejando a Harry con inclusive más dudas de las que ya tenía.

Llegando estaba, Hagrid, una maestra que aún no ubicaba, Snape y Minerva, junto con Dumbledore.

—Es bueno verla aquí maestra Judith.

Potter les sonrió a todos, que inmediatamente le devolvieron la sonrisa, excepto el maestro de pociones que como siempre mantenía su temple serio.

—Hay que aumentar la protección a piedra filosofal y tu nos ayudarás.

Señalo Dumbledore a Judith, que lo miro muy confundida.
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Estaba en clase con los de tercer grado, faltaba poco para Halloween cuando los gemelos Weasley se me acercaron.

—Profesora, ¿alguna vez ha tenido alumnos tan guapos como nosotros?

Judith siempre se moría de risa con las bromas de los gemelos.

—No, en realidad solo Harry Potter es el único alumno guapo que he tenido.

—No cuenta.

Dijeron ambos alumnos sonriendole a la profesora, ambos decían que ella era su amor platónico puesto que literal les doblaba la edad, pero era demasiado bella para ignorarlo.

-—¿Me van a entregar su ensayo chicos?

Judith alzo las cejas viéndolos pero ambos se fueron rápidamente de ahí, no era una profesora estricta en realidad era muy comprensiva y por demás queda decir que era muy tolerante.

—Maestra cuando seamos mayores de edad .- grito uno desde la esquina.- si no se ha casado con el profesor Snape, ¿nos podemos casar con usted?

Judith se sonrojo al pensar en eso, aunque no sabía por qué decían eso, los gemelos habían notado que el profesor nunca le quitaba la vista encima, más bien parecía embobado con ella.

Pero era algo que ninguno de los dos se iba atrever aceptar.

BREAK MY HEART // SEVERUS SNAPE // EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora