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[ 𝗡𝗼 𝗰𝗮𝗹𝘇𝗮 𝗯𝗶𝗲𝗻 pt. 2 ] Advertencia: mención de crímenes, problemas mentales etc.
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El carro se estacionó frente a la morgue, Ammi suspiró pesadamente antes de abrir y bajar del coche de Dante.
—Gracias por traerme, Dante—Agradeció haciendo una mueca hacía el castaño.
—¿Piensas ir sola?
—Claro, no necesito tu ayuda—Dijo firme, estaba dispuesta a hacerlo sola, dio media vuelta.
—No te dejaré sola en esto Ammi—La tomó de la muñeca fuerte, con una expresión enojada.
—Es muy lindo de tu parte, pero no necesito a nadie que me ayude—Dio un jalón saltándose de su agarre.
—Por ahí hubieras empezado cuando me pediste traerte a la morgue—Le gritó molesta.
—¡Mira pedazo de imbecil!—Se acercó a el señalándolo molesta—Estas aquí porque tu te acercaste primero, ahora, si no es mucho pedir ¡lárgate de aquí!
Dante, aterrado por las expresiones faciales de la chica asintió con su cabeza, alejándose de ella.
La castaña dio media vuelta, abrió el local y llegó hasta un señor, quien parecía ser el gerente.
—Buenos días—Llamó su atención.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte?—Respondió dulcemente el señor—¿Te has perdido? ¿Necesitas ir al baño? ¿Llamar a tu madre?
—Vengo a reconocer a 2 cuerpos—El señor se mostró sorprendido al oír eso.
—No puedes hacer eso, eres menor de edad.
—Mi madre, mi madre no puede venir—Mintió—Ella está realmente enferma y no puede venir a reconocer los cuerpos.
—Bien, ¿cuál es su apellido?—Comenzó a teclear en su computadora.
—Broker Adams Ammi—El asintió y ella solo jugaba con sus dedos nerviosa.
—Si, acompáñame.
Caminaron por los pasillos del lugar, era muy frío todo. Llegaron al final, abrió la puerta donde entraron a un cuarto, frente a ella estaban 2 cuerpos.
—Lo destaparé—Advirtió el señor.
Ammi asintió, el señor destapó los cadáveres. Eran ellos, su padre tenía signos de asfixia, moretones y la nariz rota. Su pequeño hermano tenía el cráneo roto, las manos se notaban que había estado atado.
—Son ellos—Respondió fría, sin soltar una lágrima.
—Bien, estarán listos en 3 días para su funeral—Habló el señor volviendo a tapar los cuerpos.
Asintió y caminó fuera del establecimiento, pero al salir notó que Dante nunca se fue.
—¿Qué diablos haces aquí?
—Dije que no te dejaría sola Ammi—Se despegó de su coche—¿Eran ellos?
—Si, eran ellos—Respondió fríamente otras vez.
—Bueno, para que hayan sido ellos te vez muy tranquila, no estás llorando ni nada—La chica lo miró mal—¿Segura que si eran ellos?
—¡Maldita sea Dante, si eran ellos!—Exclamó furiosa.
—Bien, te creo. Pero tranquilízate.
Ella rodó los ojos, comenzó a caminar.
—¿A dónde vas ahora?
—A casa, a donde más iría—Dijo sin dejar de caminar.
—¿No quieres que te lleve?—Preguntó—Son como 20 minutos caminando.
—No, gracias. Tengo unas cosas que hacer antes.
Apresuró su paso, caminado a una farmacia. Al entrar fue directamente hacía los químicos busco la melatonina, gasas algodones, alcohol entre otras cosas.
Tomó todo y fue a la caja para poder pagar. Le sonrió psicópatamente el cajero quien se asustó un poco.
—Para poder comprar melatonina debes tener un permiso de tu padre—Habló el señor.
—Claro.
Abrió en su mochila sacando un permiso de su madre junto su credencial de identificación.
—¿Me lo podría poner en una bolsa?
El señor la miró mal, pero se lo dio. Ella pagó y salió de la tienda.
—¿Podrías dejar de seguirme ya?—Habló la castaña sin mirarlo.
—¿Melatonina?—Preguntó ignorando la otra propuesta—Para que demonios quieres melatonina.
—Sabías que es de mala educación responder con otra pregunta—Se acercó a el—Y no es de tu incumbencia, así que déjame tranquila o llamaré a la policía.
—Sólo quiero sabes que tramas, Ammi.
—Como dije no es de tu incumbencia, ¿además desde cuándo estás interesado tanto a mi?
—Desde siempre, siempre me he interesado en ti—Al oír eso Ammi retrocedió.
—No te conviene, yo no te convengo—Apartó su mirada cristalina del chico—No soy quien te crees que soy Dante.
—Ammi, a mi no me importa eso. Solo quiero que estemos juntos—Seguía sin mirarlo.
—Pues yo no quiero, no quiero estar contigo Dante—Soltó sin más, por más que ella lo deseará sabía que era imposible.
—Bien, nos vemos.
El se marchó, al igual que ella. Camino hasta llegar a su casa, donde se encontraba su madre, llorando desconsoladamente en el sillón frente a la chimenea.
—Hija, ¿eres tú?
—Si, soy yo—Caminó hacía la cocina, sacó todo lo que había comprado.
—¿Fuiste a la morgue?
—Si, fui esta mañana cuando en director me llamó.
Sacó la Melatonina, buscó en los cajones un trapo, cuando lo consigo lo empapó con melatonina. Caminó nuevamente hacía su madre, llegando por sus espaldas.
—Hija, yo se que esto es difí..—Ammi colocó el trapo en la nariz de su madre, ella se forcejaba tratando de quitarla de encima, hasta que de desmayo.