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[ 𝗡𝗼 𝗰𝗮𝗹𝘇𝗮 𝗯𝗶𝗲𝗻 ] Advertencia: palabras explícitas, mención de crímenes y problemas mentales.
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Ammi, una chica normal.
O eso pensaban todos en la escuela, cabello largo, castaño, ojos color avellana, piel blanca como la nieve. Vivía en Canadá, junto a sus padres y hermano menor. En una de las casas más lindas y lujosas que puedes encontrar ahí.
Era una mañana normal de invierno, la castaña se preparaba para ir al colegio como lo hacía todas las mañanas. Traía puesto algo bastante abrigador, bajó las escaleras hasta llegar a la cocina donde estaba Sabrina, su madre.
—Buen día mamá—Saludó besando la mejilla se su madre.
—Buenos días Ammi, tu desayuno está listo—Se lo extendió y ella sólo sonrió como agradecimiento.
Comenzó a comer, pero se detuvo al ver que su hermano menor, Malcom. No bajaba.
—¿Dónde está Malcom y papá?
—Ellos salieron temprano, irían a el campo a recolectar fruta fresca—Explicó su madre.
—Bueno—Se puso de pie dejando mi plato en el fregadero—Se me hace tarde, adiós.
Besó su mejilla y salió de la casa, para la suerte de Ammi, su preparatoria estaba a 10 minutos de su casa. Comenzó a caminar, pero al sentir una brisa fría se abrazó un poco a sí misma.
Al llegar fue directamente a su casillero, dejando libros que no necesitaría. Para ahí sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, miró a su derecha y estaba ahí Dante, mirándola como un sicópata. Ellos eran compañeros en algunas clases, pero no eran amigos, para Dante Ammi solo era una niña rara.
Sin tomarle importancia cerró su casillero y caminó a su primera clase del día, entró sentándose en la butaca del fondo.
El maestro Williams entró, comenzó a explicar algún tema trivial de el libro. Pero ella por su parte lo ignoró total, pero alguien llamó su atención.
—Señorita Adams—Alzó la vista topándose con la secretaría del director—El director la necesidad en su oficina ahora mismo.
Ella asintió, tomó su mochila y caminó acompañada de la secretaría. Una vez frente a la puerta respiró hondo y giró la perilla.
—Buenos días señorita Adams—Saludó el mayor una vez que ella estaba sentada frente a el.
—Buenos días directo Hemings, ¿Qué ocurre?—Restregó sus sudorosas manos en sus jeans.
—Lo que diré es algo bastante difícil para ti—Se tomó de las mano tomando una posición seria—He recibido una llamada de su madre hace unos minutos.
—¿Ella está bien? ¿Se lastimó?
—No tiene nada que ver con su madre, ella está bien.
—¿Entonces de quién?
—Su hermano fue encontrado muerto junto a su padre en las afueras de la ciudad, específicamente en el río—Ammi al oír eso se puso pálida, sintió como todo daba vueltas a su alrededor y su respiración faltaba—Señorita Adams, ¿está usted bien?
Ammi no dijo nada, se puso de pie como pudo, tomó su mochila y salió de la escuela. Las lágrimas recorrían sus mejillas, su vista se nublaba, con pasos torpes llegó hasta el patio. Se sentó en una banca, mirando hacía todos lados, se sentía perdida, las náuseas inundaron su cuerpo, hasta que se sobresaltó al sentir una mano en su hombro.
—¿Ammi?—Se giró topándose con Dante.
—¿Qué quieres Albidone?
—Solo quiero saber como estás, te vi salir de la oficina del director un poco pasmada—El castaño se sentó a su lado mirándola con preocupación—Se que no nos caemos muy bien, pero puedes confiar en mi.
Ammi seguía llorando, tenía la mirada perdida y su respiración era incontrolable.
—Mi papá y mi hermano han muerto—Dijo con un hilo en su voz.
—Dios Ammi, lo siento tanto—La rodeó con sus brazos sobando su espalda.
Se separaron lentamente, ella no decía nada.
—¿Me harías un favor?
—Claro linda, dime que necesitas—Sonrío tratando de darle confianza a la castaña.
—Me llevarías a la morgue, necesito ver los cuerpos.
—¿Estás segura de eso?—El chico la miró con preocupación, pero ella solo asintió—Bien andando.
Se encaminaron al coche de Dante, ella solo pensaba en lo que puso haber pasado. Estrangulación, causa natural, accidente automovilístico, cualquiera sonaba como opción.