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𝑳𝒊𝒔𝒊𝒂𝒅𝒂
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—Me voy a aburrir aquí Wyatt, no debí haber venido contigo —Dijiste molesta mirando a mi amigo.
—Solo serán 3 horas, por favor Estella—Me suplicó el rizado.
—Está bien, pero después de esto tendrás que comprarme muchos helados—Le toqué el pecho con mi dedo índice.
—Justo, bueno ahora me voy—Besó mi frente—Te quiero demasiado.
—Lárgate de una vez—Rodee los ojos.
Recorrí todo el camerino de Wyatt, me coloqué varios accesorios divertidos que había por ahí. Una bufanda de plumas azules, un sombrero vaquero, lentes en forma de corazón. Estaba sola así que no me importaba.
Puse una canción que me encantaba comenzando a saltar, bailar y cantar por todo el camerino. Hasta que entraron en él.
—Wyatt.—Era Jaeden.
Al verlo me sobresalte y por accidente tiré un jarrón sobre mis pies descalzos.
—¿Estás bien?—Me preguntó el castaño preocupado acercándose a mi, traté de moverme—¡No te muevas!
—¿¡Qué hago¡?—Pregunté con nerviosismo y desesperación al ver como comenzaban a sangrar.
—Te voy a cargar, solo estira tus brazos.
Asentí y los estiré, caminó hacía mi, sin miedo ya que el tenía zapatos puestos. Me tomó como un bebé, caminó fuera del camerino tratando de encontrar a alguien que nos ayudara.
—¡Ayuda!—Gritó con todas sus fuerzas.-¡Sophia!
—¿Qué sucede Jae—Al verme sus ojos se abrieron como platos—¡Qué te sucedió!
—Lláma a alguien que nos ayude—Dijo el azabache conmigo aún en brazos.
Sophia salió corriendo y Jaeden tras ella.
—¡Siéntala aquí!—Ordenó alguien de producción.
Me dejó suavemente en la silla, yo aún no reaccionaba bien a nada de lo que pasaba. Simplemente lloraba por el gran dolor de los vidrios enterrados en mi pie.
—Sujeten su mano—Jaeden me dio la suya, la cual no dudé en tomar—Esto te dolerá un poco pequeña.
—Sólo quite los vidrios ya—
Apreté mis ojos y la mano del castaño, soltando pequeños sollozos del gran dolor.
—¡Para, para ya!—Grité llorando aún más—¡No puedo, me duele demasiado!
—Tranquila Stella, yo estoy aquí para ayudarte—Respondió Jaeden.
—Lo haré una vez más—Habló el productor, asentí.
Me dolía demasiado, pero sabía que si paraba no dejaría que volvieran a comenzar. Solamente me retorcía en el piso, mis pies sangraban un poco menos.
Pasaron más de 40 minutos, hasta que habían quitado todos los vidrios de mi pie.
—¡Aquí estás!—Gritó Wyatt corriendo hacía mi.
—¡Esto es tu culpa!—Le respondí molesta limpiando mis lágrimas.
—En verdad lo siento cariño—Me abrazó pero yo no le correspondí.
—Ya, ya suéltame. Ya pasó—Dije aún molesta—¿Jaeden me puedes ayudar a ponerme de pie?
—Claro linda—Me volvió a cargar, Sophia acomodó la silla y me depositó ahí.
—Gracias Jae—Sonreí, realmente amaba a ese chico.
—Lo que necesites—Sonrió—¿Quieres que te llevé al camerino?
—Si no es mucha molestia—Me sonroje un poco.
—Ya te dije que no importa, ahora vamos—Alcé los brazos como un bebé.
Me tomó y reí ante su acto, me acomode en su hombro disfrutando el viaje de regreso al camerino. Cuando entramos de dejó lentamente en el sillón, lo miré a sus lindos ojos, y sin más lo besé.
Estaba sorprendido, pero cuando se dio cuenta de lo que sucedía, no dudó en seguir el beso. Encajamos tan bien.
—Esto es gracias a mi—Habló el rizado detrás de mi sonriendo al igual que la pelirroja.
—¡Cállate Oleff!—Le tiré un cojín—¡Por tu culpa estoy lisiada!
—Pero ahora Jaeden te va a ayudar, lo que significa más besos—Le lancé otro cojín, giré a ver a Jaeden quien estaba sonrojado al igual que yo.
