El primer ministro del reino draconico, un anciano dedicado y confiable, redactaba decenas de cartas tal como su reina le había ordenado antes de partir junto a sus nuevos amos.Se encontraba ahora en la sala del trono, custodiando el lugar ancestral de los monarcas para que nadie más osara profanarlo mientras la reina estaba lejos. Continúo con su trabajo de manera incansable hasta que en medio de la habitación una puerta negra se abrió. Un circulo oscuro, creado con todos los males del mundo, se materializo frente al primer ministro, y de el salió Draudillon.
-¿Mi señora?- el ministro se puso de pie rápidamente y corrió hacia su reina, quien parecía apenas poderse mantener en pie. -¿Se encuentra bien?- le dijo y sostuvo sus manos para encaminarla al trono.
-Frente a ellos...- susurro la reina.
-¿Mi señora?- pregunto confundido el anciano.
-Llore frente a ellos, ministro... llore por los demi-humanos y lo hice frente a ellos...-
-¿Qué cosas dice? Por favor cálmese, vamos necesita tomar asiento- aconsejo el ministro y ayudo a la reina a llegar hasta su trono.
Draudillon se dejó caer como una muñeca de trapos.
-¿Qué sucedió mí? ¿Por qué la enviaron de regreso al castillo?- pregunto de nuevo el ministro, preocupado de saber si acaso habían perdido el favor de los conquistadores.
-"Ya has visto una parte de nuestro poder" dijeron "Ya no es necesario que veas lo que sigue" dijeron... y me mandaron de regreso para que descansara y organizara todo lo necesario para mañana- dijo Draudillon con pesadez. –Me tuvieron lastima y me mandaron de regreso...- agrego.
El ministro miro confundido a su reina. Se preguntaba si acaso eso primero que escucho era cierto. Y si lo era...
-¿Por qué mi reina, quien juro vender su alma a los demonios si acaso estos salvaran a su pueblo lloro por un enemigo que jamás nos ha mostrado piedad?- pregunto el ministro preocupado por los horrores que Draudillon habría contemplado en el campo.
La respuesta de la reina no parecía ser lo que el ministro esperaba por su expresión.
-Eliminaron al ejército del norte, no dejaron vivo a ninguno de sus soldados. En su totalidad...- Dijo Draudillon con los labios temblándole.
-¿No era eso lo que siempre buscamos?- pregunto confundido el ministro.
-Después de eso, viajamos a Varos...- la respiración de Draudillon se agito.
-¿Lo hicieron? ¿Realmente... destruyeron ese lugar?- pregunto nervioso el ministro, consciente de que no había pasado demasiado tiempo desde que los conquistadores partieron.
Pero la respuesta que dio su reina fue más aterradora que un "Si"
Draudillon sonrió con dolor. –La ciudad está intacta. No dañaron un solo edificio, no derribaron un solo muro, pero al igual que con el ejercito del norte, no dejaron vivo a nadie... ni siquiera a uno-
El ministro apretó los puños y en su corazón nació una autentica compasión por Re-Estize.
La reina se cubrió los ojos con la mano para que el ministro no pudiera ver el dolor reflejado en ellos.
-La santa me cubrió los ojos con una venda, pero aun con ella pude ver la luz que emanaba ese fuego. Estoy segura de que quemaron a todos los demi-humanos. Los escuche gritar confundidos y con miedo. Suplicaban a sus dioses, suplicaban clemencia sin saber que había causado esa tragedia, y después de unos minutos... todo quedo en silencio...- dijo y después mostro una sonrisa a la par que las lágrimas recorrían sus mejillas. –No sabía que fuera posible... que tanto calma existiera alguna vez en este mundo...- dijo y comenzó a sollozar. –Me dolió, en algún momento quise que todo fuera una ilusión, o un engaño. Desee que fueran un fraude, pero cada vez que miraba la ciudad vacía...-

ESTÁS LEYENDO
Overlord: Trinidad Caps 170-???
FantasyEsta es la historia de Overlord trinidad, las partes que siguen