Parte 218

1K 114 12
                                    

La reina sentada en un trono prestado, miraba su mano, como si buscara en ella algo perdido. Ignorando los gritos de alegría y alabanzas de sus ciudadanos, la reina se perdió en sus propios pensamientos.

-"Los dragones, somos seres perfectos"- dijo Draudillon, citando las palabras de un viejo texto. –"Escamas impenetrables, dientes con filo incomparable, los mejores ojos, las mejores alas"-

-Mi reina... las palabras en los textos que dejo atrás su ancestro ¿Hay alguna razón para citarlas?- pregunto el ministro nervioso, buscando en las sombras al ninja y el demonio que habían quedado atrás para proteger a la nueva adquisición de los emperadores.

-"Tan perfectos, que los mismos dioses sintieron envidia de nuestros cuerpos"- siguió la reina, ignorando por completo la pregunta del ministro y su creciente preocupación. –"Y aquellas malditas razas inferiores aparecieron, e intentaron durante milenios copiar nuestra perfección. Cavaron en el suelo como bestias, y extrajeron minerales valiosos de la tierra, cuyo destino original eran nuestros nidos" Primer capítulo, historia de la primera rebelión- Dijo la reina casualmente, e hizo una pausa larga.

Durante todo este tiempo, miro su mano, y el dedo donde antes había puesto este anillo prestado.

-Ese viejo dejo decenas de texto, puede que miles, o puede que cientos de libros y pergaminos, de los cuales solo unos cuantos escribió el mismo... ¿Tus sabes porque lo hizo, Ministro?-

El anciano negó con la cabeza, era algo que jamás se había preguntado. No tenía razón para hacerlo.

-"Y aquellos, aquellos primeros insolentes, pertenecientes a la raza humana, crearon armaduras para compensar su falta de escamas, lanzas para igualar nuestros colmillos, y anillos, en un desesperado intento por dominar nuestro poder..." Para los viejos dragones, las espadas y las armaduras eran apenas juguetes, después de todo ¿Cómo peleaban los dragones entre ellos, antes de la llegada de los jugadores?-

Para aquella pregunta, el ministro si tenia una respuesta.

-Con fuego y magia- dijo.

-Con fuego y magia...- repitió Draudillon.

El lord dragón de la brillantes, el ancestro de Draudillon, y padre de los únicos y verdaderos dragnoid, creía que las armas eran algo realmente aterrador. El único lord dragón poderoso, cuyo único defecto era su insaciable lujuria, vio en su pasatiempo la manera de luchar contra los jugadores sin tener que involucrarse directamente.

-"Un humano, sin esas espadas y armaduras, sin esos anillos y colgantes no es más que una gelatinosa bolsa de carne. Incluso los jugadores, sin esos tesoros no serían amenaza. Pero al usarlos, pudieron incluso vencer al dragón que alguna vez nos gobernó a todos los demás. Alguna vez me dije ¿No sería maravilloso si un dragón pudiera usar todas esas cosas? ¿Qué tan lejos llegaría una raza que ya de nacimiento es poderosa si lograra portar tales tesoros?"  Eso pensaba mi ancestro, eso sigue pensando ese maldito viejo lujurioso...- dijo despreciando al dragón con el que compartía sangre.

El rostro del ministro se puso pálido al escuchar a su reina insultar a uno de los más poderosos lord dragón del mundo. Pero a Draudillon ya no le importaba susurrar sus pensamientos sobre aquellos vagos que permanecen en sus nidos y se hacen llamar protectores del mundo.

Al final, incluso si fuera a ser escuchada por aquel dragón al que llamaba bisabuelo, el cuerpo de la reina sería un cadáver con una hermosa sonrisa. Draudillon moriría sabiendo que sus nuevos amos tomarían represalia contra aquel que osara tocarla, y eso lo comprobaba con los nuevos guardias que le habian asignado. Carceleros y protectores por igual.

Pero si podía ser sincera, Draudillon admitiría abiertamente que no le desagradaba ser un canaria dentro de una jaula de oro. Era mejor que ser el experimento fallido de un viejo que había perdido interés en ella y en su reino.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Donde viven las historias. Descúbrelo ahora