No se obtiene lo que se merece, sino lo que uno buenamente puede capturar cuando se presenta la oportunidad.Cere no merecía la espada, ni la historia adjunta a esta. No fue por nacimiento o habilidad que esa arma llego a él. El destino no tuvo nada que ver. Cerebrate simplemente la encontró por casualidad y la tomo.
Él no busco a sus compañeras, estas llegaron a él por su cuenta. Las circunstancias apropiadas llevaron al aventurero a ser lo que era hoy día.
Toda su vida hasta el día de hoy giro entorno a la suerte, ya fuera buena o mala, Cerebrate aprovecho cada oportunidad que la vida le dio.
Este día no fue distinto.
Cere salió de su celda, y encaro una puerta negra que se estaba abriendo ante él. La conocía. Esta extraña magia era la forma en la que estos seres se movían.
"Tráiganlas" eso había ordenado el guerrero de armadura blanca, pero Cerebrate tenía una idea un tanto distinta.
-Hey ¿Qué haces?- alcanzo a decir el demonio cuando vio al aventurero lanzarse hacia el interior del portal.
Quizás alguno de los tres podría haber detenido a Cerebrate, pero ninguna tenia razones para hacerlo. Por lo que simplemente vieron al aventurero desaparecer dentro de aquella infinita oscuridad.
Momonga lo creyó un hombre extraño. ¿Qué clase de persona se lanzaba de esa manera a una magia tan aterradora? Aun si sabía que era un portal, la mayoría de los humanos hasta ahora, parecían tener miedo al verla.
------------------------------------------------------------------
Un bosque de cerezos, y un pequeño templo consagrado a deidades desconocidas. Este fue el escenario que el aventurero se encontró al cruzar aquella puerta. Lo que Cere esperaba era un infierno. Creyó que solo a ese lugar podía conducir tan extraña puerta.
Pero este era un paraíso en toda regla. Más específicamente, era el paraíso que Cere hubiese esperado encontrar al morir, pues a pesar de faltar aquello que el busco toda la vida, tenía lo que él más deseaba, aunque no de la forma en la que lo quería.
-¿Cere?- dijo tímidamente una kitsune, que cubría su cara con las largas mangas de su traje de miko, al igual que las otras 3 mujeres que lo acompañaban.
-Ara ara, esto es bastante inusual. Dado que esta puerta daba al coliseo, supongo que tú eres Cere-chan. Pero... Esto es malo, no tienes permiso para estar aquí, pero si Momonga-sama no te impidió entrar por la puerta, supongo que no debería haber ningún problema, pero aun así... Solo para estar seguros, Cere-chan ¿Podrías por favor no moverte un solo centímetro de dónde estás? De otra manera tendré que matarte- dijo con una sonrisa cálida Aureole.
La hermosa dama que acompañaba a las recién nacidas, con un calor casi maternal y un aura divina rodeándole, menciono a la muerte, no como una amenaza sino como la única realidad que Cerebrate encontraría si desobedecía su petición.
Cerebrate entendió en ese momento que este era auténticamente el paraíso, y esa mujer, la guardiana que impedía a los condenados ingresar a él.
-Aureole-sama, por fav...-
-Lo siento, mis queridas niñas. Pero como les dije, yo resguardo este templo. Nadie más que los seres a los que sirvo pueden autorizar a otros el entrar aquí. Y hasta que yo no escuche esa orden de la boca de mi amo, no puedo permitir que alguien se pasee libremente por este lugar- dijo la guardiana del templo.
Según el razonamiento de Aureole, Cere entro aquí con el consentimiento de su amo, pero entrar y moverse por este lugar eran dos cosas distintas. Gracias a la calamidad que habitaba este sitio, Aureole no podía permitir, ni siquiera a los guardianes entrar aquí, sin el permiso de Momonga.

ESTÁS LEYENDO
Overlord: Trinidad Caps 170-???
FantasyEsta es la historia de Overlord trinidad, las partes que siguen