Parte 235

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Una sala apenas iluminada, con seis estatuas, cada una con una propia inscripción a sus pies.

[Agua: Permanecer, luchar, morir]
[Fuego: Atacar, responder, sobrevivir]
[Viento: Observar, informar, nunca fallar]
[Tierra: Proteger, ayudar]
[Luz: Vivir para generar sombras]
[Oscuridad: Renunciar a la gloria]

Esas eran las inscripciones bajo los pies de cada estatua. Ese era el credo de los jugadores que ayudaron a preservar a la humanidad.

Brain observo en silencio aquellos rostros. Las verdaderas apariencias de los seis dioses. Y le sorprendió de enorme manera ver que una de ellas tenía la apariencia de un no-muerto.

-Surshana...- leyó   el nombre del jugador bajo la inscripción.

En ese momento, intempestivamente, entraron varios cardenales, acompañados por Zesshi. Se veían molesto, incluso furiosos, pero Brain, quien después de su derrota, había abandonado las ganas de vivir, los miro indiferente, de la misma forma en la que se ve a un jarrón romperse.

Le sorprendía que estuvieran ahí, pero francamente no le interesaba.

-¿Por qué la teocracia tiene la imagen de un no-muerto junto a la de los otros dioses? ¿Es porque lo descubrí que están tan molestos?-

-¡Tu! ¡¿Sabías que ese artefacto te transportaría aquí?!- pregunto furioso el cardenal del fuego.

-Yo no sabía nada- respondió de manera seca Brain.

-¿Entonces porque tomaste ese tesoro? ¡¿Cómo sabias resolverlo?!-

Brain siguió analizando la estatua de ese no-muerto, mientras pensaba en cómo responder.

Lo cierto era, que la respuesta para resolver esa clase de juguetes, se la había dado un herrero, en aquel pueblo del desierto donde obtuvo su espada. Tal como Zesshi, Brain estuvo obsesionado con ese juguete durante semanas. Llego al punto de no comer o dormir, y dedicaba cada momento de su día  a intentar resolverlo.

Los herreros encantados, pero igualmente preocupados con la determinación de Brain le mostraron la forma de resolverlo. No querían que el espadachín cayera en la locura, y le mostraron  la respuesta, a cambio de que el guardara el secreto.

Si... Brain haría lo mismo que esos herreros, y de esa forma mantendría esa promesa.

-A todas horas estás jugando con esa cosa- dijo Brain a Zesshi. –Tantas veces viéndote fallar... es molesto. Se me ocurrieron algunas formas de resolverlo mientras te veía jugar, y cuando lo vi en la mesa, con todos esos colores desordenados, no lo pude resistir-

Los cardenales contuvieron el aliento. Creyeron en la historia de Brain, no tenían razones para no hacerlo, pero les preocupo como reaccionaria la niña ante aquel insulto.

-Si no fueras tan débil, serias un buen padre- dijo la mujer y relajo su cuerpo. –Creo que esto indica que se ganó el estar aquí ¿No es así?- pregunto Zesshi a los cardenales, quienes respondieron con un "Sí". –En ese caso, esto dejo de ser asunto mío-

Tras eso, Zesshi se retiró de la tesorería, dejando solos a los cardenales con el espadachín.

La niña conocía como muerte segura, frustrada, se dirigió hacia su rompecabezas. Tenía la firme intención de resolverlo ella misma el día de hoy.

El cardenal de la oscuridad, vio esto como una señal divina. Pues un hombre poderoso, de grandes habilidades, que podría incluso ocupar un puesto dentro de la escritura negra con facilidad, había ganado el permiso de los dioses para ocupar el equipo.

El cardenal aclaro la garganta, dispuesto a explicarle a Brain lo que había ganado, pero entonces, el espadachín fríamente pregunto:

-¿Por qué el dios de la muerte tiene la apariencia de un no-muerto?-

El corazón de los cardenales se helo, ante el tono molesto del espadachín. Incluso los miembros de la escritura negra debían pasar por una charla especial antes de poder escuchar aquella explicación, y aquellos menos comprensivos, directamente jamás obtendrían acceso a esta información, por temor a cómo reaccionarían.

Una de las personas que se consideró demasiado inestable para conocer la verdad, fue Clementine.

-Los seis dioses pelearon por los humanos. Esa es una realidad. Todos ellos amaron al hombre y le protegieron. Dictaminaron que nuestra raza debía ser la que dominara este planeta- dijo el cardenal.

-¿Todos? ¿Incluso él? ¿Incluso un no-muerto que repudia la vida?- señalo Brain a la estatua.

El cardenal negó con la cabeza.

-Surshana-sama, fue lo que nosotros conocemos como un Lich de las cenizas. Un tipo de no-muerto especial, nacido a partir de un humano que peleo, murió y revivió por el bien de otros. Por eso es que él, fue siempre la excepción a la regla.

El cardenal narro la historia que los otros 5 dioses contaban a todos para que no temieran a su compañero, pero lo cierto era que Surshana era un Lich ancestral, un hechicero atacante,  pero que a diferencia de la mayoría de no-muertos en este u el otro mundo, tenía un karma de 500 positivo.

-Una semi-elfo custodiando la entrada de la tesorería, y un no-muerto, el único dios que vivió lo suficiente para enfrentar a los ocho reyes de la codicia... ja... ja...JAJA ¡JAJAJAJAJAJAJA! La armadura de la mujer tenía cuernos, y el ninja se movía de una manera anti-natural. Llevaba tiempo pensándolo ¿Cómo ese pequeño cuerpo podía cargar con un arma y una armadura tan pesada? ¿Cómo una pequeña niña logro vencer a Stronoff? Pero ahora, que lo veo en ustedes, ahora que veo la verdad del más poderoso de los 6 dioses lo entiendo... Los humanos no podemos hacer nada contra esta clase de creaturas-

"No eran humanos" esa fue la conclusión a la que Brain llego, y sin prestarle atención  los cardenales, dio media vuelta y camino de vuelta a su habitación.

Incluso la teocracia que exaltaba la superioridad humana, recurría a una semi-elfo para cuidar los tesoros de su nación. Y en otros tiempos dependieron de un no-muerto, cuando aquellos demonios azolaron el mundo.

Al ver el pequeño escudero demonio que los otros de la escritura negra habían capturado junto con él, comenzó a sospechar de la naturaleza no humana de esa mujer.

Y si un demonio era aliado de los conquistadores ¿Por qué no también podía serlo la chica que lo venció?

Si las cosas eran de esa manera Brain podía aceptarlo todo y morir en un callejón mientras se ahogaba en alcohol.

Porque la verdad era, que los humanos eran débiles.

Y eso incluso lo sabían los grandes líderes de esta nación.

Nunca podría rescatar a Gazef ni vengarse por lo que le habían hecho.

Como la rama seca de un árbol, el espíritu de Brain se rompió.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Donde viven las historias. Descúbrelo ahora