Parte 306

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Dragones, vistos en oriente como sabias creaturas que traían la buena suerte, considerados en occidente una calamidad.

Lo que veían los jugadores, aquellos antiguos humanos, les hizo preguntarse con severidad, si acaso aquellos hombres que inventaron el concepto en su mundo, no habían visto con sus propios ojos a dos distintas creaturas, antes de plasmar sus diseños con tinta.

Y si fue así, lamentaron no haber caído en ese otro mundo, donde los dragones benévolos y no un desastre natural alado.

Deseaban haber conocido ese lugar, donde eran sabios dioses que ayudaban a los necesitados, y no estos dioses iracundos, de los cuales uno hoy plantaba cara a sus los hijos abandonados por sus amigos.

Sus escamas doradas resplandecían con luz propia, y reflejaban el terreno a su alrededor. Sus alas, 3 enormes pares en hileras, se extendieron amenazantes, provocando una ráfaga que por poco y mata a los aventureros, que por milagro no fueron tocados por las piedras que habían salido disparadas como metralla.

Un rugido se escuchó, tan potente, tan poderoso, que hizo temblar la tierra debajo de los guardianes, y dejo sordos al Cerebrate y Baffarot.

Pequeños relámpagos salían del suelo y golpeaban el cuerpo del dragón, pero no le dañaban, parecían de hecho, alimentar la luz que emitía la creatura.

Esta bestia cuadrúpeda, con la cola terminada en púas, de colmillos mas filosos que la adamantina y garras de acero frio; este dios encarnado, gobernante de la luz, era un dragón, un verdadero lord dragón.

¿Promesas? ¿Compromiso? Después de ver lo que realmente eran los dragones de este mundo, los seres supremos mandaron al diablo cada una de esas cosas. Y sin importarles dañar la confianza que los guardianes tenían por ellos y su palabra, se decidieron a partir en ayuda de los guardianes, que encaraban a uno de los gobernantes de este mundo.

Los supremos creyeron entonces que darles tiempo a los dragones era un error. Esta amenaza debía ser frenada, aquí y ahora, comenzando por esa maldita creatura.

-[Sangre divina]-

Pero entonces, mientras la bestia rugía, y los otros dos guardianes preparaban la contra ofensiva, lanzo un hechizo de mejora, con un único objetivo... ella.

-[Lealtad]- susurro la sacerdotisa del templo, y saco de un oscuro abismo, la lanza principal del equipo de Rubedo. Una fina tira de metal, con apariencia de estar hecha de porcelana, terminada en un filo gris de metal amargo.

Como respuesta a la acción de Aureole, el dragón tomo aire, y de entre sus colmillos comenzó a escaparse una poderosa luz. Aquel no era magia salvaje o arcana, sino la pura habilidad nata de los dragones para exhalar en forma de un aliento, su propia naturaleza.

-¡¿Aureole?!- preguntaron los guardianes esperando ordenes de la comandante, antes de atacar.

-¡Esperen!- pero esta no tenía intención, al menos por ahora, de usar a los poderosos guardianes.

Aureole era una sacerdotisa en su estado mas puro. No tenía magias ofensivas, sus capacidades de combate en general eran las mas pobres entre los guardianes de nivel 100. Todas sus magias estaban destinadas a causar molestias en el enemigo y potenciar aliados, todo lo que era ella estaba incompleto si no peleaba al lado de Rubedo.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Donde viven las historias. Descúbrelo ahora