Overlord: Trinidad Caps 170-???

Parte 262

Demiurge vio el momento perfecto para activar su plan cuando los seres supremos se encerraron en una habitación aislada del resto del mundo para conversar con los Baraja.

Aun a pesar de que los principales actores de esta operación tenían papeles importantes que cumplir, ya nada se podía hacer para frenarlo. Nunca tendrían una mejor oportunidad.

En el pequeño lapso de tiempo en el que los supremos se aislaron del mundo, mientras Enri se despedía de un maestro y los demonios sombra dejados para proteger al dopper Malvist reconocían el terreno, se le engaño a una sirviente leal, una mujer que había demostrado una devoción total hacia Momonga, y se le envió a una misión importante con el único propósito de desequilibrar la balanza. Se le envió para hacer lo que sabía hacer mejor con esa lengua afilada.

Era un pecado usar un recurso tan importante, y los npc conocían los riesgos, pero pese a ellos, procedieron, pues si tenían éxito, lograrían hacerse con no uno, sino dos ítems de grado mundial... o al menos eso creían.

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-Tú... ¡Tú!-

-Baje la voz padre ¿O acaso quiere que sus fieles vean como le grita a una novicia?

Aquella mujer entro por las puertas de la parroquia y las cerro tras de ella. Se presentó en este lugar vestida con un hábito blanco y un porte sereno, algo que asqueo por completo al padre que se arrastraba por el suelo, intentando alejarse de ella.

-¿Qué pasa padre? ¿Es esa la forma en la que recibe a una miembro de su orden?-

-Ex-miembro- Dijo una mujer.

El filo de una lanza apareció cerca al cuello de la asesina.

-Tienes mucho valor para venir aquí, Clementine-

-Y tú tienes mucho valor al poner esa cosa cerca de mi cuello, Ryuuji-

Canto divino y el lancero, los dos supervivientes de la escritura negra se presentaron a la entrada de este templo. Clementine quedo impresionada; aquel demonio que dominaba a otros con sus palabras había obtenido buena información.

-Clementine, es raro viniendo de ti ¿Vuelves al templo del dios al que traicionaste? Me imagino que debes tener una buena razón para hacerlo, especialmente contando el hecho de que no te sorprenda nuestra presencia en este lugar- Acuso aquella sacerdotisas sin nombre que mantenía siempre sus ojos cerrados.

-Oh... parece que he sido descubierta- Clementine comenzó a aplaudir. –Felicidades, me atrapaste. Te ganaste una ración extra esta noche-

-Deja los juego Clementine ¿Qué rayos haces aquí?-

-Bueno... hace tiempo que quería cortarle el cuello a un sirviente del dios del fuego, pero este idiota es el único por aquí. Francamente... no quería buscar en otra ciudad, y después de que me entere de que estaban ustedes aquí, pensé que podría matar dos pájaros de un tiro. Primero saludaría a viejos amigos y después vería si un siervo del dios del fuego se puede quemar-

Ryuuji empujo su lanza y la presiono contra el cuello de Clementine, provocando que esta sangrara.

-Dime quien te dijo que estábamos aquí, o te juro que te rebanare hasta que se imposible poderte revivir-

Clementine cambio su expresión serena por una llena de terror. Una lágrima solitaria salió de sus ojos.

-Qué triste... ¡Oh! Sagrados dioses ¿Por qué su siervo apunta esta divina lanza contra una pobre mujer desarmada? ¡Gran señor de las llamas, por favor, acude en ayuda de esta dama!-

Los dos miembros de la escritura negra percibieron algo extraño en las acciones de esa mujer. Ella no era así. Si estaba aquí  molestándolos de esta manera, significaba que tenía un plan para escapar, no era la clase de personas que se entregaba a la muerte de esta manera.