El bullicio cotidiano dominaba el lugar. Uno no muy diferente al esperado en cualquier otra gran ciudad.
Mercaderes anunciando sus productos con viva voz. La risa de los niños jugando en medio de la noche, poderosas y enérgicas llamaban la atención. Una madre comprando en el mercado se veía acosada por las súplicas de sus hijos, quienes con ahínco pedían un aperitivo. Una pareja en medio de una cita. Un viejo matrimonio de ancianos disfrutaba de la vida. Los soldados, bebían y celebraban las victorias pasadas, confiando en que el ejército del norte volvería pronto para narrar la nueva victoria.
Pero entonces... en medio de la noche tranquila, un niño con la vista afilada, con sus sentidos al máximo debido a un raro talento natural, pudo ver descender en medio del cielo nocturno a una creatura peculiar.
-Mami ¿Qué es eso?- pregunto y apunto en dirección a aquello que se disponía a caer sobre la plaza principal.
Una sensación asquerosa, un frio penetrante; así fue como los demi-humanos describieron lo que sintieron en ese momento. Y entonces, lo impensable ocurrió...
Un demonio piso la plaza de la ciudad.
Los ojos se dirigieron a la creatura que con descaro tomo el centro de la ciudad.
-¿Una cabra?- pregunto confundido un ciudadano.
-Un Bafolk- corrigió un soldado, sorprendido, pues aquellas especies demi-humanas vivían regularmente en escarpadas montañas.
Uno debía preguntarse cómo esta criatura se había perdido tanto como para terminar aquí.
Pero hubo quienes cuestionaron la conclusión del soldado, pues aquella cabra bípeda poseía un cuerpo esbelto y elegante que distaba mucho de los poderosos cuerpos robustos de los Bafolk.
Los soldados se apresuraron y rodearon a la extraña creatura que había aparecido. Le apuntaron con sus lanzas e intentaron preguntarle el motivo de su llegada, pero por alguna razon de sus bocas no salían las palabras.
-¿Balfok?- pregunto la creatura como si el nombramiento le hubiese ofendido. -Claro... para los animales descerebrados no debo parecer más que otro pobre demi-humano- dijo Ulbert con una sonrisa.
-Mami... vámonos...- suplico aquel niño temblando, mientras la orina recorría sus piernas y temblaba abrazado al brazo de su madre.
La demihumana miro confundida a su cria, y de inmediato volvio la mirada hacia la creatura que no se identificaba como demi-humana.
Ulbert extendió sus brazos para ser admirado.
Un pequeño sombrero de copa con un reloj detenido en la media noche adornaba su cabeza. Dos grandes cuernos salían a cada lado, se torcían hacia adelante y hacia atrás, de una manera en la que no lo harían en ningún animal. Una máscara que le cubría medio rostro y servía para sostener un monóculo sobre su ojo. Finas telas cubrían su cuerpo, y se confundían por momentos con su pelaje negro, un traje lleno de adornos creados con metales preciosos y cocido con hilos de oro. Finos guantes cubrían sus delicadas manos. Y como advertencia final, una flor roja crecida en los jardines del Yomi adornaba su hombro.
-¿Les parezco algo que pueda ser medido con la misma vara con la que ustedes fueron creados?- pregunto arrogante el demonio. –¿Les parezco un ser a medias? Demi humanos... productos fallidos de un dios que los desprecia.
-¡Mami!- grito el niño aterrorizado.
Los ojos de la madre y los del demonio se encontraron por un breve momento, en el que la mujer sintió su cuerpo ser destrozado y reconstruido de innombrables maneras. Asustada, tomo a su cría entre brazos y corrió con todas sus fuerzas.

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Overlord: Trinidad Caps 170-???
FantasyEsta es la historia de Overlord trinidad, las partes que siguen