Parte 229

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Remedios Custodios, la más poderosa paladín del reino santo llego a las puertas del castillo, en brazos del teletransportador.

No solo herida, sino al borde de la muerte fue como Remedios fue atendida por un ejército de sacerdotes y druidas, quienes sintieron admiración porque la paladín siguiera aún con vida.

"Demasiado terca" Dijo uno de los sacerdotes al ver que pese a las heridas, Remedio se resistía a morir.

Pero la preocupación lleno la plaza, cuando la capitana no abrió los ojos después del envidiable tratamiento de emergencia. Al principio se creyó, que tanto mente como alma se encontraban demasiado exhaustas y se le llevo a una habitación para que descansara. Pero después de un día sin verla reaccionar, los Druidas temieron le peor.

Los monjes pueden sanar heridas, pero no enfermedades ni daño crónico. Esos últimos dos son competencia de los druidas, y aunque era difícil marcar cuando un daño reciente se convertía en crónico, parecía ser que los múltiples golpes en la cabeza de Remedios, habían afectado seriamente a la guerrera.

Cuando la familia Custodios y la Reina Calca preguntaron cuanto tiempo permanecería así la paladín, los druidas dieron un estimado de algunos días, mientras sus tratamientos, hechizos y pociones hacían efecto.

No se temían secuelas, pero esta espera significaba que la Kerlart y Calca no sabían cómo actuar con respecto a los conquistadores.

Hoy, en una visita improvisada, Kelart y Calca entraron al cuarto donde descansaba la que para una era su hermana, y para la otra una gran amiga.

Remedios se encontraba en su propia habitación, la cual no estaba no demasiado lejos de los aposentos de Kelart o Calca. En este lugar, dos distintas camas se encontraban en puntos distintos, la primera, una vieja que Remedios ocupa daba cada noche, y la otra una traída directamente desde su habitación en casa, para que la noble pasara en ella este periodo. Además, en esta habitación  que normalmente se encontraba casi completamente vacía la mayor parte del tiempo, ahora se guardaban lo que parecía ser una boticaria.

Una gran variedad de caras pociones llenaban algunas mesas puestas en la habitación, por si acaso Remedios presentara alguna complicación. Pavel seguramente enfurecería al ver algunas botellas aquí, pues al menos 17 de las pociones habían sido el resultado de los esfuerzos de Pavel por salvar a su hija durante su primer año de vida. Y ahora eran ocupadas para tratar a la mujer que había causado su muerte.

Dos enfermeras, fieles siervas de la familia Custodios eran quienes cuidaban a la paladina, por orden de los padres de Remedios. Ambas mujeres se levantaron y saludaron a las dos que entraron a la habitación.

-Su alteza, su santidad- dijeron ambas y se inclinaron.

-Necesitamos un momento en privado con mi hermana- dijo Kelart.

Por tratarse no solo de la suma sacerdotisa, si no la actual cabecilla de la familia Custodios, las fieles enfermeras salieron de la habitación sin protestar.

Una vez se cerró la puerta, Kelart arrojo un hechizo de silencio sobre la misma y otro de cerradura. Se aseguró de que nadie pudiera ver o escuchar lo que pasaba en esta sala.

¿Por qué era tan importante tomar tales precauciones? La respuesta era más política que lógica. Y la verdad era, que un en el estado de Remedios, hubiese sido un escándalo que la suma sacerdotisa actuara de manera tan cercana con la capitana de la guardia.

Kelart se inclinó sobre el rostro de su hermana y beso sus labios.

La sacerdotisa se apartó, y vio a su hermana indiferente.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Donde viven las historias. Descúbrelo ahora