Parte 177

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Temblar frente a un enemigo, no era algo por lo que estar orgulloso. Pero mantener de pie frente a este monstruo,  era algo digno de alabazas y respeto.

En la plaza del pueblo, esperaba con los brazos cruzados el hombre de armadura platinada, sin mover un solo dedo. Su quietud hacía que uno se preguntara si realmente había alguien dentro de ella. Pero quienes lo vieron caminar hasta aquí, podían asegurar que así era.

La gente del pueblo ya había sido evacuada. Gracias a la poca confianza que Enri tenía sobre sí misma, ya se habían realizado ejercicios de escape en el pasado. Cosa que hoy rindió frutos.

Los únicos que quedaban en el pueblo, era el sobreviviente de los aventureros, Enri y el farmacéutico. Los tres rodearon al hombre de armadura. Aunque aquel fue un gesto risible.

El aventurero que había enfrentado decenas de monstruos peligrosos en el pasado, ahora estaba pálido. Cada fibra de su cuerpo le pedía escapar, pero su orgullo y determinación se lo impedían ¿Cómo podía correr antes que esa niña a la que hoy consideraba su amiga?

Lo que el aventurero no entendía, era que Enri apenas se sostenía de pie. Sus piernas temblaban, y amenazaba con caer a cada segundo. El miedo la consumía, y si hubiera hecho el intento de correr, lo más seguro era que cayera apenas después de dar el primer paso.

El único que se mantuvo firme fue Nfirea, pero no por valentía si no por pura ignorancia, dado que era el único que no alcanzaba a comprender el poder del enemigo frente a él. Y tan solo, podía pensar en la manera de ganar tiempo para que Enri escapara si se llegara a librar una batalla contra este monstruo.

-¿Creen que vengan?- hablo el hombre de la armadura.

Los tres guardianes del pueblo, no pudieron responder ante sus palabras. Incrédulos, pues para empezar, no podían creer que esa cosa hablara.

-¿Los habrán abandonado?- dijo, pero no parecía hablar para ellos si no para así mismo.

Aun así, una voz se alzó en contra.

-¡Vendrán!- grito Enri con miedo, pero de inmediato guardo silencio. Recordó algunos consejos que le había dado su amo. "No darle información al enemigo"

-Pareces tener mucha confianza en ellos- dijo sin moverse un centímetro. –Pero, el tiempo corre y no hacen acto de presencia. El hombre que hace esperar a su oponente 1 minuto, es cauto. Quien hace esperar tres, es irrespetuoso. Pero tus amos... quienes me han ignorado por diez minutos... a esa clase de hombres, solo se les puede llamar cobardes-

El corazón de dos de los guardines titubeo, pero un tercero latió con fuerza.

Se escuchó como Enri sujetaba su espada con cada vez más fuerza.

Pero era lógico que los abandonaran si se encontraban débiles o heridos. Nfirea podía aceptarlo, y de la misma manera podía hacerlo el aventurero. Pero no la campeona de vestido blanco.

El aventurero, el farmacéutico, y la campeona de Carne. Ninguno de los tres conocía bien a los conquistadores. Hasta ahora, habían servido ciegamente. Enri por agradecimiento. El aventurero por miedo. Y el farmacéutico por amor.

Solo Enri confiaba plenamente en ellos. Y sabía, que sus amos no eran lo que este hombre estaba señalando.

-Un cobarde es aquel que usa su poder para abusar de los débiles- respondió Enri, dando algunas palabras que le había compartido su maestro Gazef. –Un cobarde ataca un pueblo pacífico- dijo con voz aun titubeante. -Un cobarde es quien envía soldados a masacrar inocentes mientras se sienta en un trono lejano-

El aventurero y Nfirea, ambos apartaron la vista del enemigo y pusieron sus ojos sobre la campeona.

Su voz, ya no sonaba como la de una niña. Se llenó de odio y dolor. Fue colmada con orgullo, pero también con miedo. Si con esa voz Enri ordenara morir a un ejército, sin duda todos los soldados caminarían sin miedo hacia lo más profundo del infierno.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Donde viven las historias. Descúbrelo ahora