CXXV

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—Papa...

Jongseok tiene una capacidad extraordinaria para comer todo lo que tiene frente a él. Sus pequeños dientitos ya le permiten comenzar a explorar nuevos sabores y texturas que le encantan. 

—¿Sí mi amor?

—Polo 

—¿Más pollo?

Jongseok asiente con las mejillas manchaditas y los labios brillositos de comida, y Minseok se pregunta cómo fue capaz de crear algo tan bonito y apachurrable, luego recuerda a su esposo y todo tiene sentido. 

—Solo un poquito más mi amor, hoy tenemos que ponernos guapos porque tus abuelitos van a venir. 

—Dada...

—Sí, dada Jong vendrá. 

—¡Ti!

Minseok ríe, de los dos, Jongseok es quién más se parece a él, es más pequeño que Daemin, un poco más tímido, pero eso no quita de lado lo risueño y curioso. 

—Y yo espero que vengan con buenas noticias. 

Jongdae sonríe arreglándose el traje con una mano, en la otra Daemin está jugando con un cubo de rubik. Minseok sabe que su pequeño en un par de años necesitará de una educación especial y Jongseok clases particulares de artes o cocina, lo que él decida. 

—Estoy seguro de que padre tuvo una buena idea para no tener que invertir en el extranjero, ni tener que trabajar con la empresa de los otros Kim. 

Minseok suspira, no quiere pensar en Kim Taemin, pero sin duda, la molestia se acumula en su estómago. 

—Uhm. 

Jongdae ríe negando, su esposo podría hacerle esas escenas de celos innecesarios cuantas veces quiera para terminar en los pasillos en una situación no tan apropiada.

— Papa...cubo...

Daemin ha terminado el cubo y Jongdae observa a su esposo encogerse de hombros, como se acerca a él, siente la calidez de sus labios en un corto beso y como toma a su pequeño retoño. 

La escena parece tan cotidiana y normal que a Jongdae no le debería sorprender, y sin embargo, lo hace, Minseok siempre ha tenido esa magia para sorprenderlo con cualquier cosa mínima,  y tal parece que sus hijos han heredado ese don. 

— Kim Minseok...

—¿Uhm?

— Me casaría contigo una y otra vez. 

Minseok no entiende de dónde sale eso, lo único que sabe es que la sonrisa de su esposo es real y sincera. 

—Y yo te aceptaría todas las veces.

—¿En serio? —Dae se acerca travieso tomando la esbelta cintura de su esposo. 

—¿Lo dudas? —Minseok rodea su cuello con una expresión coqueta en su rostro. 

—Ni un poco, señor Kim. 

Uno, dos, tres piquitos, apenas pequeños roces cuando...

—¡Amor, los chicos están pasándose el chicle!

Y Kim Jonghyun ha llegado. 

—¡Dada Jong!

—¡'Apá!

—Amor, deja a los chicos follar en paz. 

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¡Feliz año nuevo atrasado!

Sé que me he desaparecido mucho, y lo lamento pero he tenido mucho trabajo y un sinfín de cosas que solucionar. 


Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora